Atractivos naturales, históricos y
culturales convirtieron al estado de Pernambuco (donde se hallan algunas
de las playas más encantadoras del Nordeste de Brasil) en un importante
imán para el turismo internacional, lo que llevó a la instalación de
nuevos y modernos hoteles, la ampliación del aeropuerto de Recife
-capital del estado- y la multiplicación de la oferta de propuestas y
actividades, entre otras mejoras.