Phillipe Cousteau, nieto del mítico investigador francés, dirige una organización ambientalista y presenta documentales ecologistas en CNN. El legado y anécdotas familiares.
Su abuelo era conocido como "el inventor del mar", como si semejante cargo existiera y se acotara a una persona de carne y hueso. Jacques Cousteau y su barco "Calypso" ya son un mito, aunque no muy lejano en el tiempo; y no sólo vive en el recuerdo de quienes fueron contemporáneos a él –murió en 1997, a los 87 años–, sino en el legado que le dejó a sus descendientes. "Mi abuelo fue un pionero que inspiró a millones en querer interesarse por luchar y proteger a la naturaleza, sin lugar a dudas su trabajo impactó al mundo para mejor", dice Philippe Jr., de 31 años.
Director general de Earth Echo International, una organización ambientalista sin fines de lucro, y cofundador de una compañía de diseño estratégico para el desarrollo ambiental, el nieto de Jacques Cousteau no necesita de una prueba de ADN para demostrar sus lazos sanguíneos. Con su currículum y apelando a la memoria, alcanza. "Mi abuelo siempre tenía historias ricas, y nos retaba para que viéramos el mundo de una forma diferente a lo usual. Recuerdo lo mucho que disfrutaba conocer sobre los adelantos tecnológicos. Cuando el primer videojuego portátil Gameboy salió al mercado yo tenía 9 años y él 79. Una noche estaba sentado con mi abuelo en la mesa para cenar, y él se volteó y me miró y comenzó a hablarme de la tecnología de este juego que tenía en mis manos. Jugó con el aparato y le encantó". Cousteau consideraba que la tecnología no era solamente una promesa en el ámbito del entretenimiento sino que la consideraba una herramienta fundamental para la educación.
Philippe nació en enero de 1980, hijo de Jan y Philippe Cousteau, a quien apenas llegó a conocer. Su padre murió trágicamente en un accidente de tránsito cuando él tenía 6 meses. Dirigió y produjo 26 capítulos de la serie "El mundo submarino de Jacques Cousteau" y fue considerado el octavo hombre más conocido en el mundo –su propio padre ocupaba el segundo lugar–. "Aunque nunca lo conocí en persona, crecí viendo sus filmes, leyendo sus libros y escuchando las maravillosas historias que mi madre nos contó, que lo mantuvieron vivo en nuestras mentes y en nuestros corazones".
Actualmente Phillipe Jr. es el presentador de "Going Green", unos especiales relacionados a la temática del medio ambiente que se emiten por CNN –en julio se verá la investigación que se realiza en el Ártico donde se registran los niveles de sanidad del agua–. Encontró en este trabajo la dosis de aventura que su sangre le pedía. Investigó la degradación de los arrecifes de coral en el mundo y en 2010 estuvo en México para conocer los efectos de uno de los más importantes derrames de petróleo producido allí, entre otras experiencias.
–¿Cuáles de esas vivencias cree que merecerán ser contadas a sus nietos el día de mañana?
–Definitivamente les contaré acerca de mi reciente expedición al Ártico. Fue una oportunidad única para explorar la última tecnología y la ciencia en un lugar tan remoto, literalmente al tope del planeta. Estuvimos durmiendo en casetas de campaña a una temperatura de 40 grados bajo cero, fue una experiencia realmente extraordinaria.
–¿Cuánto siente que su camino profesional ya estaba marcado por ser un Cousteau?
–Creo que la herencia de mi abuelo y de mi padre es una responsabilidad muy positiva en mi vida. Estoy orgulloso del legado de ellos, es algo que me ha influenciado grandemente. Disfruto mucho mi trabajo y no quisiera dedicarme a ninguna otra profesión. Nunca he sentido una presión exagerada para hacer lo que hago, y mi madre siempre nos apoyó, a mi hermana Alexandra y a mí, para que tomáramos nuestras propias decisiones.
–¿Cuál es la mayor enseñanza que le dejó su abuelo? ¿Lo llevó con él a alguna expedición de chico?
–No, nunca me llevó porque yo era muy pequeño. Pero compartió conmigo su sueño de que cada niño tenga el derecho de caminar en un césped verde y bajo un cielo azul, y pueda respirar aire fresco y beber agua pura. Él me enseñó que no importa quienes somos, tenemos una responsabilidad de hacer de éste un mundo más justo, más saludable y con mayor esperanza que el mundo que heredamos. La vida es corta y siempre promuevo que el tiempo aquí lo usemos al máximo.
–¿Hay algún lugar especial en la vida de su abuelo que usted haya podido frecuentar?
–Sí, mi abuelo y mi padre fueron los primeros en construir una estación de investigación submarina para estudiar si el ser humano podría vivir debajo del mar. Esto era en los años ’60 y el proyecto se llamaba "Conshelf". Se construyeron tres "hábitats" o estaciones y una de ellas tuvo a seis personas bajo 60 pies por espacio de un mes. Este proyecto se realizó en las afueras de las costas de Sudán y yo tuve la oportunidad de visitar las ruinas y bucear en la zona como parte de un documental que realicé para la BBC y para el canal Discovery. Sabiendo que mi abuelo y mi padre pasaron mucho tiempo juntos en aquel lugar, poder ir a visitarlo fue uno de los momentos más memorables y una de las experiencias más especiales de mi vida.
–¿Con qué avances de la tecnología cree que hoy su abuelo estaría más sorprendido?
–Estaría fascinado con Internet y los celulares. A mi abuelo le encantaba la tecnología y estaría sorprendido de la habilidad de compartir información y conocimiento por vía inalámbrica con cualquier persona instantáneamente en todo el mundo, como lo hacemos con los teléfonos celulares.
–Cuando se trabaja sobre los peligros del medio ambiente, se mantiene la esperanza de que las futuras generaciones aprendan de nuestros errores. ¿Qué cree que pensaría su abuelo si viviera hoy?
–Creo que se sentiría esperanzado, especialmente por la pasión que la juventud siente y el interés que veo en ella para cambiar el mundo.
Agencias/SimaCaribe 27 jun 2011