Oceana solicita la adaptación inmediata de las fábricas de cloro que utilizan células de mercurio a las mejores técnicas disponibles, tales como la celda de membrana o el diafragma sin amianto, que representan, junto con las centrales térmicas, las principales fuentes de emisión de este metal al mar y de contaminación de las especiespesqueras. Esta tecnología, obsoleta y que cuenta con alternativas, debería haber sido eliminada en octubre de 2007 en función de la Directiva IPPC, tras un periodo de adaptación de once años que preveía para adaptar sus procesos de producción. Sin embargo, el Gobierno español junto con las Comunidades Autónomas acordó con la Asociación Nacional de Electroquímica una extensión hasta 2020, que es ilegal y, por ello, Oceana ha recurrido.
Según la información que maneja Oceana, en España existen ocho plantas que continúan utilizando esta tecnología. Oceana ha iniciado los correspondientes contenciosos contra los gobiernos autonómicos de Andalucía, Cataluña y Galicia:
· Andalucía: Aragonesas Industrias y Energía, S.A (Palos de la Frontera, Huelva).
· Aragón: Aragonesas Industrias y Energía, S.A. (Sabiñánigo, Huesca), y Química del Cinca S.A. (Monzón, Huesca).
· Cantabria: Solvay Química, S.L, (Torrelavega)
· Cataluña: Aragonesas Industrias y Energía, S. A.(Vila-Seca, Tarragona); Ercros Industrial, S. A. (Flix, Tarragona), e Hispavic Ibérica, S. L (Martorell, Barcelona)
· Galicia: Electroquímica y Electroquímica del Noroeste, S.A. (Lourizán, Pontevedra)
“Como medida inmediata, Oceana demanda que los puntos de venta ofrezcan recomendaciones de consumo para los grupos más vulnerables de la población, con referencia a las especies que acumulan más mercurio, entre ellas pez espada ytiburones como marrajo y tintorera”, declara Xavier Pastor, Director Ejecutivo de Oceana Europa. “Sin embargo, lo fundamental es adaptar ya las plantas de cloro-álcali y sustituir su tecnología por otra libre de mercurio, que existe desde hace años y que debería estar aplicándose desde 2007 según la legislación europea”.
El mercurio emitido desde fuentes industriales entra en la cadena alimentaria y se concentra principalmente en los depredadores situados en lo alto de ella, como es el caso detiburones y pez espada. Afecta al sistema neurológico y puede causar efectos sobre la salud, como falta de coordinación, temblores, irritabilidad, pérdida de memoria, visión borrosa, dolores de cabeza y depresión. Por ello, es necesario limitar el consumo de estas especies donde se genera más bioacumulación.
Las recomendaciones emitidas por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria se han conocido después de un largo proceso legal llevado a cabo por Oceana. En 2007, la organización internacional de conservación marina solicitó sin éxito un informe realizado por el Instituto Español de Oceanografía en 2003 (Estudio de Arsénico y Metales Pesados en Pescados y Mariscos de Interés Comercial). En diciembre de 2009, la Audiencia Nacional falló a favor de Oceana y contra el Ministerio de Medio Ambiente, y Medio Rural y Marino. Sin embargo, éste retrasó la entrega del informe completo hasta marzo de 2011. Poco después, el 14 de abril, el Instituto de Salud Carlos III dio a conocer un estudio en el que se mostraba altos niveles de mercurio en sangre de los ciudadanos españoles, superiores a los de otros países.
Agencias/SimaCaribe 5 jul 2011