Quizás
pienses que no es posible, pero esta joven ya lleva dos años sin
generar basura y quiere compartir su experiencia con el resto del mundo para que aprendan que reducir drásticamente nuestros desechos no es tan difícil como se cree.
Pero ¿cómo podríamos hacer esto de forma...........
..............individual? y ¿podría hacerse fácilmente sin dejar de lado mucho de lo
que amamos y las comodidades modernas? La historia de Lauren Singer te dará una idea de cómo ella vive y qué hace para no producir desechos. Su historia no es lo que esperarías.
Ella comienza su relato así: “Mi nombre es Lauren. Tengo 23 años, vivo en la ciudad de NY y no produzco basura.
Es verdad. No hay un basurero, ni desechos. Nada. Sé lo que estás
pensando. Esta chica debe ser una hippie total. O una mentirosa. O no es
real. Pero puedo asegurarles que no soy ninguna de esas cosas. Bueno,
excepto que soy real. Pero no siempre viví una vida a la que podrías
llamar como “cero desechos””.
La inspiración de Lauren comenzó hace tres años, cuando estaba estudiando Estudios Ambientales en la Universidad de Nueva York.
Ella protestaba apasionadamente sobre las grandes petroleras y quería
hacer lo que pudiera para ayudar a generar un impacto positivo en el
medio ambiente. Aunque de entrada podrías pensar que ella es
probablemente una “hippie” o una “abrazadora de árboles” que no vive una
vida normal, cuando prestas atención a su historia no solo encuentras
que ese no es el caso, sino que también –dado su experiencia– podríamos estar todos haciendo lo mismo. Solo requeriría un poco de disciplina y un cambio de hábitos.
Su viaje a cero basura
“¿Cómo pasé de cero plástico a cero basura?”
Primero, dejé de comprar
productos envasados y comencé a llevar mis propias bolsas y jarros para
llenarlas con productos a granel en el supermercado. Dejé de
comprar ropa nueva y comencé a comprar sólo cosas de segunda mano.
Continué haciendo mi propio cuidado personal y aprendí a preparar mis
productos de limpieza y belleza. Reduje significativamente mis posesiones al vender, donar o regalar las cosas superfluas de mi vida
tales como todas menos una de mis seis idénticas espátulas, 10 pares de
jeans que no había usado desde la secundaria y un trillón de artículos
decorativos que no tenían ningún significado para mí en lo absoluto.
Lo que es más importante, comencé a
planear potenciales situaciones que podrían generar desperdicios.
Comencé a decir “NO” a cosas como bombillas en mis cocktails en bares, a
bolsas de plástico o papel en tiendas y a recibos. Por supuesto, esta
transición no sucedió repentinamente un día. Este proceso tomó más de un año y requirió mucho esfuerzo.
La parte más difícil fue mirarme duramente a mí misma –una
especialización en estudios ambientales, el brillante faro de la
sustentabilidad– y comprender que no vivía de una forma que se
correspondiera con mis valores.
Comprendí que aunque sinceramente me importaban muchas cosas, no estaba personificando mis filosofías.
Una vez que acepté eso, me permití a mí misma cambiar, y desde ese
momento mi vida ha sido mejor cada día. Aquí hay algunas maneras en las
que mi vida ha mejorado desde que soy una persona libre de basura:
1. Ahorro dinero
Ahora hago una lista de compras cuando
voy al supermercado, lo que significa estar preparada y no tomar
artículos costosos impulsivamente. Adicionalmente, la compra de alimentos a granel significa no pagar por el embalaje. Cuando se trata de mi vestuario, no compro ropa nueva; compro en tiendas de segunda mano, por lo que obtengo mi ropa a un precio muy rebajado.
2. Me alimento mejor
Desde que compro alimentos no envasados, mis opciones de comida no saludables son realmente limitadas. En vez, me alimento de muchas frutas y vegetales orgánicos, granos enteros a granel y legumbres, así como mucha comida local de temporada, dado que mercados de agricultores ofrecen increíbles productos no envasados.
3. Soy más feliz
Antes de adoptar mi estilo de vida sin basura, me encontraba a mí misma corriendo al supermercado antes de que este cerrara porque no había comprado adecuadamente,
ordenando alimentos a domicilio porque no tenía comida, siempre yendo a
la farmacia para comprar este exfoliante o esa crema y limpiando constantemente porque tenía demasiadas cosas.
Ahora, una típica semana en mi vida
involucra un viaje al supermercado para comprar todos los ingredientes
que necesito. Este viaje no es solo para alimentos, sino también para
productos de limpieza y belleza, dado que todas las cosas que uso ahora
pueden hacerse con ingredientes simples y cotidianos. No solo es más
fácil y libre de estrés, también es más saludable ¡Sin químicos tóxicos!.
Nunca anticipé que elegir activamente no producir desperdicios haría que aumentara mi calidad de vida.
Solo pensé que significaría no tener que sacar la basura. Pero lo que
en un comienzo fue una decisión sobre estilo de vida, se convirtió en un
blog Trash is for Tossers
(La basura es para los que la arrojan, en español) que se convirtió en
el catalizador que me llevó a conversar con personas interesantes, de
intereses similares y hacer amigos.
Ahora Lauren ha decidido renunciar a
su gran empleo obtenido después de su graduación como Gerente de
Sustentabilidad para el Departamento de Protección Medioambiental de
Nueva York, para empezar su propia compañía de cero desperdicios, The Simply Co.,
donde elabora y vende productos que ha aprendido a producir a lo largo
de estos dos años. “No comencé a vivir este estilo de vida para hacer
una declaración –comencé a vivir de esta forma porque vivir una vida de
cero desperdicios es, para mí, la mejor manera que sé cómo vivir que se
alinea con todo en lo que creo”.
Agencias/Simacaribe 28/11/14
Agencias/Simacaribe 28/11/14