La habilidad de los océanos para absorber el dióxido de carbono de la atmósfera se ha reducido debido al cambio climático, según apunta un nuevo estudio.
Un análisis reciente que obtuvo información de distintos puntos a lo largo de la región norte del Océano Atlántico durante un periodo de casi tres décadas (1981-2009), ha revelado que el calentamiento global ha tenido un impacto negativo en una de las trampas más importante de carbono.
“El calentamiento de los últimos cuatro o cinco años ha comenzado a reducir la cantidad de carbono que las grandes áreas de este océano solía recoger”, dijo Galen McKinley, quien guío la investigación y es profesora asistente de ciencias atmosféricas y oceánicas en la Universidad de Wisconsin-Madison.
De acuerdo con la Dirección Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, la temperatura de los océanos se ha incrementado 0.74 grados centígrados desde el siglo XIX.
Este nuevo estudio identificó las tendencias subyacentes en el CO2 de la superficie al examinar los datos a lo largo de tres regiones biogeográficas (biomas), que van desde el giro subpolar (las corrientes oceánicas circulares) del norte, a dos giros subtropicales más hacia el sur.
Cuando se combinan, estas regiones representan el 87% del área total del Océano Atlántico del Norte, de acuerdo con el estudio que fue publicado en la revista especializada Nature Geoscience.
La información fue obtenida con cientos de barcos científicos y veleros equipados con instrumentos especializados.
Los incrementos en el dióxido de carbono en la atmósfera han ido a la par con los aumentos en el CO2 disuelto en el agua marina el las últimas tres décadas, de acuerdo con el estudio.
Pero también ha habido grandes extensiones de océano donde el aumento de la temperatura reduce la absorción de carbono, ya que el agua caliente no puede retener mucha cantidad de CO2, aseguran los científicos.
“Ya podemos ver este fenómeno en el giro subtropical del Atlántico Norte, y esta es una de las primeras evidencias de que el clima está afectando la habilidad del océano para absorber carbono de la atmósfera”, aseguró McKinley.
Estudios científicos anteriores en el área habían causado conflictos por la incertidumbre sobre variaciones naturales, como El Niño, y sus efectos en la absorción de CO2.
Pero McKinley asegura que la amplitud de este reciente estudio reduce esta variabilidad, que frecuentemente cubre los patrones de cambio a largo plazo, lo que permite una identificación más clara de las tendencias subyacentes del CO2 en la superficie del Atlántico Norte.
El cambio climático sería mucho más acelerado si no fuera por estas trampas, dice. Los océanos de todo el mundo absorben alrededor de un cuarto del carbono de la atmósfera, mientras que las trampas que se encuentran en tierra también logran porcentajes similares.
Sin embargo, las emisiones ocasionadas por las actividades humanas siguen su crecimiento, llegando a niveles récord en 2010, de acuerdo con la Agencia Internacional de Energía.
Cualquiera de los cambios en la eficiencia de los océanos de atrapar el carbono tendrá implicaciones importantes, tanto para el planeta como para los legisladores que buscan maneras de reducir las emisiones de carbono a la atmósfera de manera efectiva, añade McKinley.
“Necesitamos seguir monitoreando este fenómeno para observar cómo van a proceder las cosas, porque si los humanos quieren lograr abatir las emisiones de carbono a la atmósfera, en verdad necesitamos cuantificar cómo es que son estas trampas y cuánto van a cambiar con el tiempo”, concluye la especialista.
Agencias/SimaCAribe 14 jul 2011