El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) abrió este lunes una exposición temporal en la que se presenta media docena de fósiles marinos encontrados en diferentes puntos del sitio arqueológico de Palenque, como parte de ofrendas, lo cual hace pensar que ese pueblo prehispánico contaba con hombres especializados en la búsqueda y estudio de objetos antiguos para explicar el pasado, al igual que lo hacen los actuales arqueólogos.
Los fósiles y otros objetos de origen marino servían a los mayas de Palenque para argumentar que el mundo que ellos conocieron provenía de un Mar Primordial, lo cual justificaban cada vez que encontraban fósiles marinos en la zona que actualmente es montaña y selva.
La geología moderna ha mostrado que la presencia de rastros marinos en Palenque se debe a que hace millones de años, antes de que emergiera la Península de Yucatán, el norte del actual estado de Chiapas era una costa marina.
Entre las piezas exhibidas está una losa de roca con impresiones de esqueletos de pez, así como corales petrificados y un diente de tiburón prehistórico, mucho más grande que los dientes de tiburones contemporáneos.
El epigrafista Guillermo Bernal Romero, curador de la exposición Las eras, los dioses y los gobernantes, explicó a Crónica que esta exposición, preparada especialmente para acompañar el encuentro académico llamado VII Mesa Redonda de Palenque, contiene un conjunto de piezas selectas, que no habían sido exhibidas, pero que prueban cómo los mayas tenían gran interés en el estudio y comprensión de su pasado, para lo cual seguramente contaban con personas especializadas en el estudio de objetos.
Una prueba más de esta actividad parecida la arqueología es una figurilla olmeca fabricada con materiales marinos, cuyo origen es mucho más antiguo que la ciudad de Palenque, pero que fue enterrada al pie de la escalinata del Templo de las Inscripciones, edificio donde está la tumba de Pakal, uno de los más importantes gobernantes palencanos.
Esta pieza olmeca fue tallada en un material que, a simple vista, parece piedra, pero que en realidad es un bloque hecho con caparazones de foraminíferos, que son unos organismos marinos parecidos a las amibas, pero que crecen tan grandes que son visibles a simple vista.
“La selección de ese material estuvo relacionada con la creencia sobre la existencia de un mar antiguo y primordial. Su deposición en el edificio funerario de Pakal también parece estar vinculada con el ámbito acuoso primigenio (o mar primigenio) al que se pensaba que regresaban los gobernantes fallecidos”, indicó el curador de la exposición.
—Estos restos de fósiles marinos hallados por los mayas ¿nos hablan de alguna actividad especializada entre los mayas para buscar objetos que ya eran antiguos en su tiempo?— se le preguntó al doctor Guillermo Bernal.
—Sí. Todas las culturas han tenido inquietud sobre sus orígenes y las culturas que les han precedido.
Los mayas veían a los olmecas como grupos que habían creado grandes ciudades antes que ellos. Quizá no estaba consciente toda la población, pero sí los gobernantes y los ciudadanos principales. Por eso apreciaban los objetos que eran remantes de una cultura que reconocían y que ya había decaído o desaparecido. Esas personas que estudiaban esos objetos de culturas anteriores eran como anticuarios o arqueólogos.
En el caso de lo fósil marino, ellos tenían un razonamiento en el que sabían que los dientes de tiburón y las espinas de raya procedían del mar. Pero además sabían que eran de cierto tamaño, de modo que cuando encontraban piezas de este tipo pero de mayor tamaño y las veían aflorar entre rocas de la montaña, concluían que eran rastros del mar primigenio, del que surgió el mundo, según su cosmovisión.
Los fósiles y otros objetos de origen marino servían a los mayas de Palenque para argumentar que el mundo que ellos conocieron provenía de un Mar Primordial, lo cual justificaban cada vez que encontraban fósiles marinos en la zona que actualmente es montaña y selva.
La geología moderna ha mostrado que la presencia de rastros marinos en Palenque se debe a que hace millones de años, antes de que emergiera la Península de Yucatán, el norte del actual estado de Chiapas era una costa marina.
Entre las piezas exhibidas está una losa de roca con impresiones de esqueletos de pez, así como corales petrificados y un diente de tiburón prehistórico, mucho más grande que los dientes de tiburones contemporáneos.
El epigrafista Guillermo Bernal Romero, curador de la exposición Las eras, los dioses y los gobernantes, explicó a Crónica que esta exposición, preparada especialmente para acompañar el encuentro académico llamado VII Mesa Redonda de Palenque, contiene un conjunto de piezas selectas, que no habían sido exhibidas, pero que prueban cómo los mayas tenían gran interés en el estudio y comprensión de su pasado, para lo cual seguramente contaban con personas especializadas en el estudio de objetos.
Una prueba más de esta actividad parecida la arqueología es una figurilla olmeca fabricada con materiales marinos, cuyo origen es mucho más antiguo que la ciudad de Palenque, pero que fue enterrada al pie de la escalinata del Templo de las Inscripciones, edificio donde está la tumba de Pakal, uno de los más importantes gobernantes palencanos.
Esta pieza olmeca fue tallada en un material que, a simple vista, parece piedra, pero que en realidad es un bloque hecho con caparazones de foraminíferos, que son unos organismos marinos parecidos a las amibas, pero que crecen tan grandes que son visibles a simple vista.
“La selección de ese material estuvo relacionada con la creencia sobre la existencia de un mar antiguo y primordial. Su deposición en el edificio funerario de Pakal también parece estar vinculada con el ámbito acuoso primigenio (o mar primigenio) al que se pensaba que regresaban los gobernantes fallecidos”, indicó el curador de la exposición.
—Estos restos de fósiles marinos hallados por los mayas ¿nos hablan de alguna actividad especializada entre los mayas para buscar objetos que ya eran antiguos en su tiempo?— se le preguntó al doctor Guillermo Bernal.
—Sí. Todas las culturas han tenido inquietud sobre sus orígenes y las culturas que les han precedido.
Los mayas veían a los olmecas como grupos que habían creado grandes ciudades antes que ellos. Quizá no estaba consciente toda la población, pero sí los gobernantes y los ciudadanos principales. Por eso apreciaban los objetos que eran remantes de una cultura que reconocían y que ya había decaído o desaparecido. Esas personas que estudiaban esos objetos de culturas anteriores eran como anticuarios o arqueólogos.
En el caso de lo fósil marino, ellos tenían un razonamiento en el que sabían que los dientes de tiburón y las espinas de raya procedían del mar. Pero además sabían que eran de cierto tamaño, de modo que cuando encontraban piezas de este tipo pero de mayor tamaño y las veían aflorar entre rocas de la montaña, concluían que eran rastros del mar primigenio, del que surgió el mundo, según su cosmovisión.
Agencias/SimaCaribe 6 dic 2011