Las praderas marinas abarcan alrededor de 600 mil kilómetros cuadrados de los fondos marinos someros y desempeñan un importante papel en la absorción del dióxido de carbono, principal gas causante del aumento de la temperatura global, fenómeno que se produce por la quema de combustibles fósiles, principalmente.
Estos ecosistemas sirven de cobija y alimento a peces y moluscos de gran valor comercial, a reptiles como a las tortugas marinas, y también al manatí y al dugongo entre los grandes mamíferos.
Sin embargo, esas zonas submarinas cubiertas de pasto se encuentran en peligro por culpa de la acción humana.
En las regiones costeras con más desarrollo urbano van desapareciendo debido a la contaminación, mientras que en los países en desarrollo, su declinación se debe a la sedimentación producto de la deforestación, así como a los desechos urbanos.
Tal situación la revela una evaluación sin precedentes que dispara la alarma sobre el estado de las praderas marinas.
El 14 por ciento de sus especies se encuentran en peligro de extinción, revela el estudio internacional difundido en la revista Biological Conservation.
VULNERABLES
Las praderas marinas surgieron hace cientos de millones de años. Posiblemente tuvieron su origen cuando zonas terrestres quedaron sepultadas bajo las aguas y se adaptaron a las nuevas condiciones para dar soporte a muchas especies de animales.
Estos ecosistemas abarcan una gran variedad de fanerógamas, plantas que se caracterizan por la producción de semillas, tienen un importante complejo de rizomas (tallo subterráneo con varias yemas) y pueden desarrollar flores o frutos.
Las praderas marinas producen importantes cantidades de biomasa y oxígeno, además de proteger a las costas de la erosión, sus hojas y rizomas son trampas de sedimentos.
La Posidonia Oceánica que se extiende por costas del Mediterráneo; la Zostera Marina en el Atlántico Norte y la Cymodocia nodosa, que habita en el Atlántico Norte y en algunas zonas del mediterráneo, son muestras de estas fanerógamas objeto de estudio a lo largo de la investigación dirigida por Frederick Short, de la Universidad de Hampshire, en Durham.
Los ecosistemas que crean contribuyen también a mantener otros como las barreras coralinas, los conformados por ostras marinas, manglares y pantanos.
ALERTA
El estudio de Short no es el primero que lanza la alerta sobre el estado de las praderas marinas; sin embargo, si es el único de su tipo realizado, hasta ahora, que refleja la situación existente a nivel mundial.
La investigación se apoyó en el análisis de los trabajos efectuados sobre estos ecosistemas en el mundo.
De las 72 especies existentes, 15 deben ser consideradas como en peligro, vulnerables o a punto de ser amenazadas, de acuerdo con los criterios de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza.
Por lo menos, 10 de las especies de praderas marinas corren un riesgo significativo de extinción.
En cuanto a las 57 especies restantes, no existe gran preocupación con respecto a 48, mientras que el resto no se encuentran bien documentadas como para evaluar su riesgo, indicaron los expertos en la revista.
Aunque es posible que estas no se hallen en gran peligro, si se encuentran en declive, lo que trae como consecuencia la perdida de hábitat para muchas especies y una disminución de la diversidad, subrayó el científico.
Si bien el peligro que corren las praderas marinas no es apreciable desde la superficie, estos ecosistemas juegan un importante papel en la conservación de otros y de especies de gran valor económico.
Agencias/SimaCaribe 30 jun 2011