Dentro de esa cifra, cerca de la mitad de las arboledas se definen como protección de la naturaleza, el 31 por ciento esta destinada a la producción maderable principalmente y el 21,7 a la conservación, explicó la especialista a la prensa.
Alonso también informó que el crecimiento paulatino de las florestas de la Isla obedece principalmente a la aplicación de un programa nacional de reforestación y uso racional de las tierras.
De hecho, un reciente informe de la Oficina Regional para América Latina y el Caribe, del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, reconoce que la masa boscosa crece sólo en Uruguay, Costa Rica y Cuba. Este grupo atesora importantes programas ambientales; en todos los demás, continúa la tendencia a disminuir su cubierta forestal.
Por parte de Cuba, las estrategias rectoras del quehacer ambiental se dirigen hacia el apoyo y desarrollo de investigaciones integrales para proteger, conservar y rehabilitar el medio ambiente y adecuar estas acciones a las nuevas proyecciones del entorno económico y social del país.
Otra de las prioridades son los estudios dirigidos a enfrentar el cambio climático, la sostenibilidad del desarrollo de la nación, además de la conservación y uso racional de los recursos naturales junto al fomento de la educación ambiental, subrayó Gisela Alonso.
En el archipiélago, importantes centros de investigación y grupos científicos en las universidades se han dedicado al estudio de nuestros recursos naturales, ecosistemas y problemas ambientales; y sus resultados y la aplicación del conocimiento disponible han permitido evaluar de forma sistemática el potencial de recursos naturales y su uso en función de las demandas del desarrollo
Por ejemplo, el desarrollo de la agricultura sostenible, vacunas y nuevos medicamentos de uso humano y animal, el aumento de la superficie boscosa, el empleo de tecnologías para aprovechar los residuales, la aplicación de prácticas de producción más limpias, la rehabilitación y restauración de ecosistemas degradados, el manejo integrado de la zona costera y las cuencas hidrográficas, todo ello acompañado de una mejor gestión de los recursos vitales como el agua y los suelos.
Evidentemente, han aumentado las exigencias ambientales en el momento de evaluar las nuevas inversiones, en la planificación territorial y en los planes de desarrollo estratégicos, y también la creación y desarrollo de un eficaz método de protección y alerta temprana que se basa en un sistema de enfrentamiento a los desastres liderado por la Defensa Civil cubana.
ENFRENTAMIENTO AL CAMBIO CLIMÁTICO
Sobre el Programa de Enfrentamiento al Cambio Climático, la presidenta de AMA aseguró que debido a nuestra condición de archipiélago y asociadas al peligro real de ascenso del nivel del mar, se realizaron investigaciones a fin de evaluar diversos escenarios de impacto para los años 2050 y 2100.
Al respecto, el secretario Ejecutivo de la Convención de Naciones Unidas para el combate a la desertificación, Luc Gnacadja, instó en el evento a los gobiernos a trabajar para detener y revertir la degradación de los suelos.
El secretario espera que la reunión Rio+20, Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible que se efectuará en la urbe brasileña del 4 al 6 de junio de 2012, supere las expectativas para mejorar la colaboración internacional.
Gnacadja hizo su declaración sobre el Lanzamiento Regional para América Latina de la Década de Naciones Unidas sobre Biodiversidad y Observancia y de la Década de las Naciones Unidas para los desiertos y la lucha contra la desertificación.
Por su parte, Ahmed Djoghlaf, secretario ejecutivo de la Convención de Diversidad Biológica de la ONU, indicó en La Habana que en el 2020 cada ciudadano del planeta debe ser consciente de la biodiversidad y de sus valores, protegerla, conservarla y utilizarla de forma sostenible, al mismo tiempo que los gobiernos deben tomar medidas más efectivas para proteger esos recursos.
Djoghlaf explicó que las metas para rescatar y preservar la naturaleza en la región latinoamericana durante los próximos diez años contienen 20 puntos, y el primero es avanzar en la comprensión de la necesidad de preservar la vida de la flora y la fauna en el mundo.
Un reporte de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza indicó que cerca de 17 mil 300 especies se encuentran amenazadas en el orbe y de ellas el 21 por ciento de todos los mamíferos conocidos.
El presidente de la Comisión Mundial de Áreas Protegidas, Nikita Lopoukhine, reconoció, en la VIII Convención Internacional sobre Medio Ambiente y Desarrollo, el trabajo que realiza Cuba en esa esfera, el cual data de 1930, cuando se declaró al Parque Nacional Pico Cristal, la primera de éstas zonas.
La nación cubana cuenta con un 16,8 por ciento de superficie terrestre protegida y casi un 25 por ciento de las áreas marinas bajo el mismo concepto. "Lo ha hecho muy bien", aseguró el experto en la sesión inaugural.
La conservación de los ecosistemas incide directamente en la mejora la calidad del aire y las aguas, la prevención de inundaciones, potencia el control de la erosión, almacenamiento de carbono, fortalecimiento de servicios culturales como la recreación, eco-turismo, patrimonio cultural y mejora la salud física y mental, expresó Lopoukhine.
La Convención sobre Medio Ambiente y Desarrollo se efectúa en La Habana desde hace 14 años y tiene una periodicidad bienal. "Por el respeto y los derechos de nuestra Tierra" es el lema de esta reunión, en la que sesionan cinco congresos, tres coloquios y tiene una feria expositiva. Concluirá el 8 de julio próximo y acoge a 900 participantes de 35 países como Alemania, Brasil, Chile, China, Colombia, Costa Rica, España, Italia, Reino Unido, México, Namibia, Sri Lanka, entre otras naciones.
Agencias/SimaCaribe 8 jul 2011
