El futuro de los corales no es tan hermoso y brillante como las múltiples formas y colores de esas estructuras pétreas, simbiosis de pólipos y algas, si no se adoptan medidas urgentes para protegerlos de los cambios climáticos, la contaminación y la pesca excesiva. Sólo 25 por ciento de las comunidades coralinas del Caribe está en buen estado, según se conoció durante un Simposio Internacional sobre Arrecifes de Coral, efectuado a mediados del mes de julio de este año, en Fort Lauderdale, a 50 kilómetros al norte de Miami. Este evento reunió a unos 2.500 científicos, expertos y funcionarios gubernamentales de 114 países.
El futuro de los corales no es tan hermoso y brillante como las múltiples formas y colores de esas estructuras pétreas, simbiosis de pólipos y algas, si no se adoptan medidas urgentes para protegerlos de los cambios climáticos, la contaminación y la pesca excesiva.
El 2008 fue designado como Año Internacional de los Arrecifes de Coral, según una resolución aprobada por los miembros de la Iniciativa Internacional sobre Arrecifes de Coral (ICRI), durante un encuentro sostenido en Cozumel, México, en octubre de 2006. El acuerdo, firmado por 17 países y 30 organizaciones, lo respaldan, además, tres importantes Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) ambientalistas: las españolas WWF/Adena y Nature Conservancy y la norteamericana Conservación Internacional. Pero hasta la fecha nada para evitar su destrucción a dado resultados notorios.
Los corales marinos son animales coloniales pertenecientes al filo Cnidaria, clase Anthozoa. Las colonias están formadas por miles de individuos zooides y pueden alcanzar grandes dimensiones. El término coral no tiene ningún significado taxonómico y es poco preciso; suele usarse para designar los antozoos que generan un esqueleto calcáreo duro, especialmente los que construyen colonias ramificadas; pero también es común denominar coral a especies con colonias compactas (coral "cerebro") e incluso con esqueleto córneo y flexible, como las gorgonias.
El segundo arrecife coralino más grande del mundo, el Arrecife Mesoamericano a lo largo de la costa de México, Belice, Guatemala y Honduras, se encuentra en el mar Caribe, extendiéndose por más de 700 km desde la península de Yucatán hasta las Islas de la Bahía en la costa norte de Honduras. Aún cuando mide un tercio de lo que mide la Gran barrera de coral, Gran Barrera Arrecifal de Australia, el Arrecife del Caribe Mesoamericano alberga una gran diversidad de seres, incluyendo 60 tipos de corales y más de 500 especies de peces. En 1998, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés) identificó al arrecife del caribe mesoamericano como un ecosistema prioritario y una eco-región de importancia global, por lo que comenzó un esfuerzo de conservación del arrecife a largo plazo.
Situación en Quintana Roo.- Nuestros corales en la zona del Estado de Quintana Roo, se distribuyen en ecosistemas y se encuentran amenazados por dos tipos de causas: naturales y antrópicas (hombre como origen). En las primeras cabe destacar los efectos de las olas generadas por los huracanes que azotan a esta zona del caribe mexicano. Son también afectados por los cambios bruscos de temperatura y la salinidad del agua, dos características ambientales clave y que afectan directamente a los animales en su conjunto, y la depredación por otros organismos tales como peces, caracoles y estrellas de mar, también perjudiciales para esta maravilla de animales acuáticos coloniales. En estos arrecifes se produce un crecimiento rápido de las algas que pueden matar a los corales al competir ambos entre sí por luz y espacio. Pero los corales han evolucionado durante millones de años para lograr adaptarse para mejorar su defensa frente a las causas naturales. Una muestra de estas adaptaciones son la alta fecundidad, la producción de nematocistos y extender sus pólipos sólo de noche; muy exitosas hasta el momento
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Desafortunadamente hay otras amenazas para las cuales no se han adaptado, los llamados efectos antropogénicos tales como la contaminación, la destrucción de los manglares, la erosión del suelo, la deforestación, la sobrepesca, la extracción indiscriminada, los excesos en el turismo marino y el cambio climático son algunos de los factores que podrían desestabilizar el ecosistema. La contaminación puede afectar de varias formas a los corales, dependiendo de cuál sea el contaminant jul2011e en cuestión que se esté dando.
Agencias/SimaCaribe 8 jul 2011