Las impactantes imágenes dan cada año la vuelta al mundo. Cazadores de ballenas clavan los arpones en estos gigantes mamíferos marinos hasta la muerte. La agonía se prolonga hasta una hora.
Defensores de los animales de todo el mundo hacen desde hace décadas campaña en contra del negocio con la carne de ballenas. Para la organización ecologista 'Greenpeace' se trata simplemente de una barbarie.
Pese a que la caza de ballenas está en realidad prohibida desde 1986 por una moratoria, tres miembros de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), Japón, Noruega e Islandia, se oponen e ignoran la prohibición.
A partir de este lunes, la CBI realizará su reunión anual en la isla británica de Jersey. Prácticamente se da por seguro que las negociaciones serán duras y difíciles.
Oposición internacional
Casi nadie puede comprender por qué los tres países balleneros siguen aferrados a la costosa y poco productiva caza de cetáceos, pese a la fuerte oposición internacional.
El consumo de carne de ballena está en baja en todo el mundo. Los intentos de Noruega e Islandia de convencer a los turistas de que consuman escalopes de ballena casi no tuvieron éxito. La reputación es mala y la concentración de sustancias tóxicas en la carne, entre ellas mercurio, es alta.
También en Japón, donde anualmente se capturan alrededor de 800 ballenas, a lo sumo un diez por ciento de la población come la carne de estos gigantes del mar, según encuestas.
Noruega dejó hace años de capturar la cantidad de ballenas que tiene autorizado. En 2010, según datos de la organización defensora de animales Pro Wildlife, la cuota de captura permitida fue de 1.286 animales, pero apenas se cazó un tercio de esa cifra.
Algo similar ocurre en Islandia, donde anualmente se libera la captura de 150 rorcuales comunes y 100 ballenas enanas.
El aceite de ballena, que en el pasado era comercializado como reemplazo del petróleo, prácticamente no tiene valor alguno en la actualidad.
Ralf Sonntag, director en Alemania del Fondo Internacional para la Protección de los Animales y su Hábitat (IFAW), sostiene que los países balleneros basan su decisión de seguir cazando en ciertos principios.
Los argumentos de los tres países
Las tres naciones poseen una importante tradición de navegación marina. "No quieren que se limite su vida en el mar", indicó Sonntag.
Noruega argumenta sobre todo que las ballenas diezman determinadas poblaciones de peces.
Japón vende su caza de ballenas como "ciencia" y luego, según Greenpeace, le da de comer la carne a escolares o la vende en los mercados.
Greenpeace afirma que la carne es fraccionada y congelada en el mismo buque ballenero, que realiza las capturas con fines "científicos", según Japón.
Islandia, que sólo en 2006 reanudó la caza comercial de ballenas, podría ser el primer país en abandonar la captura de cetáceos. La nación, que atraviesa dificultades económicas, quiere ingresar en la Unión Europea y la caza de ballenas es uno de los mayores obstáculos.
Sonntag navega con el barco de investigación 'Song of the Whale' desde Londres hasta Jersey, para asistir a la reunión de la CBI. Este buque del IFAW es considerado en todo el mundo uno de los laboratorios flotantes líderes en investigación de cetáceos.
Investigación sin ballenas
"Demostramos que la investigación de ballenas es posible también sin matar a los animales", explicó Oliver Boisseau, encargado del trabajo científico a bordo. Los especialistas pueden grabar los sonidos de los cetáceos usando micrófonos con cables de hasta 400 metros de largo y realizar estimaciones sobre el número y especie de los animales.
En Jersey, el tema tiene un tratamiento más político. El punto central de la reunión se cree que será la discusión sobre un documento que Reino Unido tiene previsto presentar en la mesa de negociaciones a fin de establecer reglas nuevas para los pagos de las contribuciones a la CBI de parte de los países miembro.
Los ambientalistas acusan abiertamente a los tres países balleneros, ante todo a Japón, de corrupción. "En la última reunión en Agadir miembros de la delegación japonesa esperaban delante de la puerta con sobres" en la mano, dijo Sonntag. Estos sobres fueron entregados a los enviados de los países miembro más pequeños de la CBI.
Entre otros, los británicos quieren lograr que el pago de la contribución, un requisito para tener derecho a voto, sea realizado por transferencia bancaria. Hasta ahora, algunos países pequeños hacen el pago en efectivo.
La propuesta británica se basa principalmente en un proyecto de la UE, que fue firmado por 26 de los 27 países miembro del bloque comunitario. Dinamarca no lo suscribió.
Copenhague tiene intereses propios en relación con la caza de ballenas frente a las costas de Groenlandia y las islas Feroe, donde son masacradas especies de delfines.
"Se trata de ordenar la CBI", dijo el ministro de Pesca británico, Richard Benyon. Las reglas actuales de la comisión, que parcialmente rigen desde el año de la fundación del organismo en 1946, "abren la puerta de par en par para las acusaciones de abusos", declaró al diario británico 'The Independent'.
Agencias/SimaCaribe 12 jul 2011