SE DEBE ESTAR ALERTA EN VENEZUELA ANTE LA INMINENTE AMANAZA DEL PEZ LEON |
Para muchos, el poder observar estos hermosos peces en las aguas de nuestros mares podría ser muy atractivo, debido a su particular colorido corporal (pardo rojizo cubierto de finas listas blancas) y sus largas y llamativas aletas dorsales y pectorales. Sin embargo, detrás de tanta belleza se esconde una terrible amenaza para nuestros ecosistemas marinos y un eventual problema de salud pública.
El pez león es un voraz y eficiente depredador, el cual puede poner en riesgo el reclutamiento de importantes especies de peces e invertebrados de importancia comercial (como los corocoros, la langosta), así como ecológica (de peces loro y otros herbívoros que mantienen a raya el crecimiento de macroalgas sobre los corales). Por otro lado, las espinas presentes en las aletas dorsales y pectorales del pez león son extremadamente venenosas, causándole a la persona afectada por su picadura un fuerte dolor (no letal), así como reacciones sistémicas tales como nauseas, vómito, dolor de cabeza, mareos, dolor en las articulaciones y ansiedad. El dolor puede durar horas e incluso días.
Pareciera que el pez león no tiene enemigos naturales en las aguas del océano Atlántico y el mar Caribe, por lo que la amenaza de su expansión territorial es muy grande. Además, aún no sabemos cómo controlar su crecimiento, ya que una sola hembra puede liberar miles de huevos cada semana durante el año y durante su período juvenil se encuentra en aguas profundas. Aunque no pareciera haber mecanismos de defensa ante la inminente invasión, al menos debemos aunar esfuerzos para alertar a la población y difundir esta información entre pescadores artesanales y deportivos, así como buzos y turistas, a fin de prevenir los envenenamientos, y que nos ayuden a monitorear su distribución, en caso que llegara a invadirnos.
Si ve un pez león, trate de tomarle una foto y registre el lugar y fecha de su avistamiento. Si decide capturarlo, evite tocar las aletas y use una bolsa o una malla con asa, ya que son fáciles de atrapar por este medio. Una vez capturado, consérvelo refrigerado y comuníquese con las autoridades (Oficina Nacional de Diversidad Biológica, 0212-4084748) y/o alguna de las siguientes instituciones e investigadores:
Fundación Científica Los Roques: Bellatrix Molina (fclr.director@gmail.com; 0212-8928868)
Museo Marino: Bladimir Rodríguez (museomar@cantv.net; 0212-2411712)
Universidad Simón Bolívar: Juan M. Posada (jposada@usb.ve; 0212-9063048)
Fundación La Salle de Ciencias Naturales: Oscar Lasso (oscar.lasso@fundacionlasalle.org.ve; 0212-7095811)
Fundación Caribe Sur: Juan Carlos Fernández (caribesur@gmail.com; 0212-9510041)
Museo Marino: Bladimir Rodríguez (museomar@cantv.net; 0212-2411712)
Universidad Simón Bolívar: Juan M. Posada (jposada@usb.ve; 0212-9063048)
Fundación La Salle de Ciencias Naturales: Oscar Lasso (oscar.lasso@fundacionlasalle.org.ve; 0212-7095811)
Fundación Caribe Sur: Juan Carlos Fernández (caribesur@gmail.com; 0212-9510041)
En caso de haberse hecho contacto físico directo con las espinas de tan ponzoñoso pez, pues proceda diríjase a un centro de atención hospitalaria, donde el tratamiento a seguir debería consistir en la limpieza de la herida con suero salino para impedir que queden restos de la espina y sus glándulas venenosas, así como sumergir la zona afectada en agua tan caliente como se pueda soportar (unos 45ºC), durante 30 minutos o más, ya que el veneno del pez león es una proteína que se desnaturaliza con el calor. Si el dolor es muy intenso, son útiles los analgésicos no morfínicos (recomendado) o anestésicos locales como novocaína, xilocaína o bupivacaína (a veces, vía infiltración local).
Agencias/SimaCaribe 1 jun 2011