La campaña Actiquium II ampliará los trabajos de investigación del proyecto iniciado en 2007 para estudiar la ecología química de invertebrados marinos que habitan en el fondo del mar de la Antártida.
"Es todavía un continente bastante desconocido y nos ofrece la posibilidad de estudiar ecosistemas marinos que son únicos, muy antiguos y estables. Su fauna marina bentónica es espectacular y, al contrario de lo que se creía, las interacciones químicas entre los organismos marinos son muy altas, como las que encontramos en ecosistemas tropicales", afirma la profesora Conxita Àvila, del Departamento de Biología Animal de la UB, que coordina este proyecto.
"El objetivo de Actiquim "continúa" es estudiar moléculas químicas, presentes en los invertebrados marinos, y averiguar si modulan la relación entre diferentes grupos de organismos en el ecosistema antártico; es decir, si son tóxicas para los depredadores, ayudan a competir por el espacio o el alimento, etc.". En el marco del proyecto también se analiza si estos productos podrían tener aplicaciones farmacológicas para el tratamiento de enfermedades.
Del mar de Weddell a la isla Decepción
El trabajo científico del proyecto Actiquim se ha llevado a cabo en diferentes campañas, por una parte en el mar de Weddell, a bordo del buque oceanográfico Polarstern, y, por otra, en la isla Decepción (archipiélago de las Shetland del Sur), con la base española antártica Gabriel de Castilla como centro de operaciones.
Desde la base, el equipo desarrolla una amplia actividad investigadora, que incluye tanto los protocolos experimentales en el laboratorio como el muestreo de los fondos marinos, realizados mediante inmersiones con escafandra autónoma en las inhóspitas aguas polares.
"Bucear en aguas antárticas implica tener que extremar las medidas de seguridad. Antes de cada inmersión comprobamos que no haya ningún peligro cerca del área de trabajo, como podría ser, por ejemplo, la presencia de la agresiva foca leopardo. También limitamos la inmersión a un tiempo de treinta minutos en un máximo de quince metros de profundidad", explica Àvila.
La farmacia del océano
Los ecosistemas marinos son una fuente natural de productos bioactivos de interés farmacológico. Los cnidarios, los equinodermos, los tunicados y otros invertebrados marinos pueden sintetizar o acumular metabolitos con una actividad biológica de interés tanto ecológico como farmacológico. Identificar productos de origen marino con un potencial interés terapéutico es una de las vertientes de la investigación aplicada que impulsa el proyecto Actiquim en colaboración con PharmaMar y otras empresas biotecnológicas.
Hasta el momento, la actividad de investigación en este campo ha generado varias tesis doctorales y artículos científicos sobre el descubrimiento de nuevas especies en ecosistemas polares. En el ámbito farmacológico, también se ha descrito la actividad antitumoral de siete moléculas de la especie Aplidiumcyaneum "un tunicado marino del bentos antártico" con la que se ha generado una patente de la empresa PharmaMar.
En un escenario más global, el proyecto Actiquim contribuye a integrar los conocimientos sobre la funcionalidad y la estructura de los ecosistemas marinos, la gestión y la conservación del medio natural, así como las bases ecológicas para desarrollar nuevos productos bioactivos de interés farmacológico y biotecnológico. En el proyecto Actiquim, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación, también participan otros expertos de la Facultad de Biología y de la Facultad de Farmacia (coordinados por las profesoras Amelia Gómez y M.ª Antonia Ribera), el Parque Científico de Barcelona, el Instituto Español de Oceanografía de Gijón, la Universidad de Bonn (Alemania), la Universidad de Alaska (Estados Unidos), y el Consejo Nacional de la Investigación Científica de Nápoles (Italia).
"Es todavía un continente bastante desconocido y nos ofrece la posibilidad de estudiar ecosistemas marinos que son únicos, muy antiguos y estables. Su fauna marina bentónica es espectacular y, al contrario de lo que se creía, las interacciones químicas entre los organismos marinos son muy altas, como las que encontramos en ecosistemas tropicales", afirma la profesora Conxita Àvila, del Departamento de Biología Animal de la UB, que coordina este proyecto.
"El objetivo de Actiquim "continúa" es estudiar moléculas químicas, presentes en los invertebrados marinos, y averiguar si modulan la relación entre diferentes grupos de organismos en el ecosistema antártico; es decir, si son tóxicas para los depredadores, ayudan a competir por el espacio o el alimento, etc.". En el marco del proyecto también se analiza si estos productos podrían tener aplicaciones farmacológicas para el tratamiento de enfermedades.
Del mar de Weddell a la isla Decepción
El trabajo científico del proyecto Actiquim se ha llevado a cabo en diferentes campañas, por una parte en el mar de Weddell, a bordo del buque oceanográfico Polarstern, y, por otra, en la isla Decepción (archipiélago de las Shetland del Sur), con la base española antártica Gabriel de Castilla como centro de operaciones.
Desde la base, el equipo desarrolla una amplia actividad investigadora, que incluye tanto los protocolos experimentales en el laboratorio como el muestreo de los fondos marinos, realizados mediante inmersiones con escafandra autónoma en las inhóspitas aguas polares.
"Bucear en aguas antárticas implica tener que extremar las medidas de seguridad. Antes de cada inmersión comprobamos que no haya ningún peligro cerca del área de trabajo, como podría ser, por ejemplo, la presencia de la agresiva foca leopardo. También limitamos la inmersión a un tiempo de treinta minutos en un máximo de quince metros de profundidad", explica Àvila.
La farmacia del océano
Los ecosistemas marinos son una fuente natural de productos bioactivos de interés farmacológico. Los cnidarios, los equinodermos, los tunicados y otros invertebrados marinos pueden sintetizar o acumular metabolitos con una actividad biológica de interés tanto ecológico como farmacológico. Identificar productos de origen marino con un potencial interés terapéutico es una de las vertientes de la investigación aplicada que impulsa el proyecto Actiquim en colaboración con PharmaMar y otras empresas biotecnológicas.
Hasta el momento, la actividad de investigación en este campo ha generado varias tesis doctorales y artículos científicos sobre el descubrimiento de nuevas especies en ecosistemas polares. En el ámbito farmacológico, también se ha descrito la actividad antitumoral de siete moléculas de la especie Aplidiumcyaneum "un tunicado marino del bentos antártico" con la que se ha generado una patente de la empresa PharmaMar.
En un escenario más global, el proyecto Actiquim contribuye a integrar los conocimientos sobre la funcionalidad y la estructura de los ecosistemas marinos, la gestión y la conservación del medio natural, así como las bases ecológicas para desarrollar nuevos productos bioactivos de interés farmacológico y biotecnológico. En el proyecto Actiquim, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación, también participan otros expertos de la Facultad de Biología y de la Facultad de Farmacia (coordinados por las profesoras Amelia Gómez y M.ª Antonia Ribera), el Parque Científico de Barcelona, el Instituto Español de Oceanografía de Gijón, la Universidad de Bonn (Alemania), la Universidad de Alaska (Estados Unidos), y el Consejo Nacional de la Investigación Científica de Nápoles (Italia).
Agencias/SimaCaribe 22 nov 2011