En la actualidad, gota a gota, el tiempo se nos está acabando; resolver la dramática escasez de agua en México no puede esperar más, su importancia y trascendencia es tal, que constituye de hecho, un problema de seguridad nacional, porque al igual que el tiempo, el agua se nos acaba. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia y la Cultura (UNESCO), para el año......... 2030 la mitad de la población mundial vivirá en países, incluido el nuestro, donde la mayor parte de los recursos hidráulicos se habrán agotado, situación de la que también advierte Rafael Pacciano, secretario del Medio Ambiente del Gobierno Federal.
“Sin duda uno de los sectores más afectados ante el cambio climático es el sector hídrico, por eso el director de la CONAGUA y un servidor estuvimos en Naciones Unidas entregando el reporte que resume el trabajo de los últimos dos años del panel intergubernamental del agua, ante esta gran problemática que enfrenta el sector hídrico. Si no tomamos acciones, sin duda sí, lo que dice la ciencia es que para el 2030, hasta el 40 por ciento de la población del mundo podría enfrentar problemas de escasez si no se empieza a tomar acciones el día de hoy”.
Sin embargo, para la comunidad científica del país, esto no se puede predecir, porque es tan poca la información que resulta aventurado hacer este tipo de señalamientos porque además el futuro ya está presente, considera la doctora Helena Cotier Ávalos, académica de la UNAM, especialista en el manejo integral de cuencas hidrográficas, erosión y conservación de suelos, agro ecosistemas e impacto ambiental de la política pública.
“Sería maravilloso poder saber exactamente el año en que no tengamos el agua, lo que pasa es que ni siquiera tenemos información para saber exactamente esto. Y en este momento en la Ciudad de México, hay gente que usa 20 litros de agua al día, menos que lo que va a ser la Ciudad del Cabo en Sudáfrica y hay otros que usan mil litros de agua. Entonces, el problema es que ya estamos en una situación de crisis, ya estamos en una situación en que la gente no está teniendo agua, eso no es para un futuro, el problema es que es actual y lo que vemos los ciudadanos es que no se están tomando las acciones necesarias para revertir este problema”
Invertir en el agua pareciera ser un término nuevo o desconocido, pero debe convertirse en una prioridad para todos como individuos y como nación. Y es que en México sólo el cinco por ciento de las aguas superficiales son de buena calidad y se encuentran lejos de los principales centros de población. En la cuenca del Valle de México, que es la segunda conurbación a nivel mundial, se concentra casi 20 por ciento de la población nacional: aquí vive uno de cada cinco habitantes del país. Es una de las zonas de más baja disponibilidad de agua con 21 veces menos que el promedio nacional. Esta es la reflexión del arquitecto Roberto Eibenschutz Hartman, profesor de la UAM Xochimilco y ex secretario de Desarrollo Urbano de la Ciudad de México durante la administración del ingeniero, Cuauhtémoc CárdenasSolórzano.
“Es cierto que hay gente que no puede pagar el agua, esa gente debe tener una tarifa subsidiada cuando realmente no puede pagar, pero los que pueden pagarla en exceso deben pagarla en exceso y eso no funciona así. Sí hay una progresividad en la tarifa pero llega a un punto y hay quienes consumen volúmenes enormes de agua y la tarifa ya se estabiliza, esas cosas hay que revisarlas y hay que buscar que las tarifas realmente reflejen el costo del agua”.
Organizaciones sociales coinciden en que el agua es una problemática que debe ser atendida a fondo por el Gobierno de México, porque es usada como mercancía, a pesar de ser un derecho, el agua llega a ser un negocio, llega a ser un recurso muy apreciado, la fórmula del lucro radica en poseer un recurso que es patrimonio de la nación como lo dice Alejandro Velázquez, activista de la organización “Agua para Todos, Agua para la Vida”.
“El manejo que tenemos actualmente del agua son de grandes obras de infraestructura y gran parte del agua residual de la ciudad se está enviando de aquí de la Ciudad de México a Hidalgo y de Hidalgo se va a un río y termina prácticamente en el mar. Esa agua no la estamos reciclando no la estamos reutilizando, si pudiéramos reciclar efectivamente el agua que se está llevando por el drenaje hacia otras partes de la ciudad, podríamos empezar a revertir esta situación. Si el sistema de aguas de la Ciudad de México deja de emitir dictámenes de factibilidad para megaproyectos para torres comerciales, plazas comerciales, también los podemos revertir”.
Lo cierto es que el agua en México se enfrenta a un gran problema que de manera silenciosa; se ha convertido en una emergencia nacional, la escasez, la contaminación del recurso, la falta de una infraestructura moderna y la mala gestión política de los servicios de suministro y control de calidad del agua, están provocando que cada vez el desabastecimiento y la contaminación sean mayores, lo único que todos, pero todos podemos hacer esto es regarla menos y cuidarla más.