En las profundidades del Parque Nacional Natural Corales del Rosario y de San Bernardo habita el pez loro, una especie herbívora encargada de limpiar y controlar el crecimiento de algas entre los arrecifes de corales.
En los últimos años está especie se ha visto amenazada por los pescadores quienes lo venden en restaurantes y a turistas, haciéndolo pasar como pez pargo, una especie ya escasa en el mar.
Antes de que se extinga, un grupo de estudiantes de las Universidades de Los Andes y Jorge Tadeo Lozano iniciaron un proyecto de investigación llamado “Conservación del pez loro” con el objetivo de determinar el estado de conservación de esta especie e iniciar su protección a través de actividades de sensibilización con las comunidades aledañas al Parque Natural.
En el 2008 Juliana López Angarita (Magister en Biología) María del Pilar Restrepo (Economista) Katherine Guzmán (Bióloga Marina) y Dairo Escobar (Magister en Biología) empezaron a investigar al pez loro, al tiempo que hacían campañas encaminadas a crear conciencia y resaltar la importancia de conservar la especie, entre las poblaciones costeras del Archipiélago del Rosario y de San Bernardo.
Según Juliana López, líder del proyecto, los peces loros son vitales para los arrecifes, porque son los únicos que tienen una boca en forma de pico y una dentadura que ayudan a limpiar los corales de las algas, además, mientras realiza el proceso de limpieza comen un poco de coral que luego defecan en arena, lo que lo hace uno de los productores de arena más importantes.
“Se estima que cada uno puede producir una tonelada de arena al año y se ha demostrado que el 70 por ciento de la arena encontrada en los fondos marinos y que luego llega a las playas, hace parte de las deposiciones de esta especie”, explica Katerine Guzmán.
Por un año y medio la vida de estos jóvenes transcurrió entre Bogotá, donde viven y Cartagena (Islas del Rosario, Archipiélagos del Rosario y San Bernardo) a donde viajaban constantemente para desarrollar el trabajo.
“Vivimos la mayor parte del tiempo en las islas, dedicados a observar a estos peces, las tallas y especies que los pescadores capturaban; tomando datos de las zonas donde habitan, hablando con los pescadores, haciendo talleres sobre educación ambiental entre las comunidades pesqueras, operadores turísticos y turistas”.
También organizaron eventos masivos, como partidos de fútbol y conciertos de música. Charles king, el cantante de Champeta, cartagenero, le compuso una canción al pez loro (http://www.youtube.com/watch?v=J4nl8jPbkUU) en la que hace una reflexión sobre la importancia de cuidar la especie para el futuro. Repartieron material de divulgación como camisetas y cartillas.
ES VENDIDO COMO PARGO
Según estos jóvenes debido a la pesca en exceso, al interior del Parque Nacional Natural Corales del Rosario y San Bernardo, especies comerciales como el pargo, la barracuda y la saltona han disminuido en sus poblaciones, por lo que los pescadores para satisfacer la demanda gastronómica de los turistas, han comenzado a pescar otras especies, entre ellas el pez loro.
“Descubrimos que los pescadores, además de consumirlo lo vendían en los restaurantes y estos a los turistas como si fuera pargo, pues a la hora de servirlo su textura y tamaño son muy parecidos. El problemas es que los comensales no lo saben diferenciar y los pescadores tampoco conocían la importancia de esta especie”.
Otro de los problemas era el costo; mientras que un pargo cuesta $9.000, el pez loro era vendido por $1.000 lo que hacía que la demanda aumentara aún más.
HAY POCOS ADULTOS
El proyecto de “Conservación del pez loro” ayudó a determinar el estado de conservación de esta especie. En el 2009 el proyecto estaba concluido y se determinó que de las 14 especies existentes en el Caribe, de las cuales se reportaron cinco en el Parque Corales. Las más grandes como el loro Guacamaya (que se reporta vulnerable en el libro rojo de las especies) está casi extintas en el Parque, comprometiendo una pérdida importante de diversidad.
También se determinó que no existen diferencias entre la densidad y diversidad de las poblaciones de peces loro dentro y fuera de esta reserva natural.
“Encontramos que los peces de tallas pequeñas y medianas son cuatro veces más abundantes que los peces de tallas grandes (más de 35 cm) y esto es muy grave porque los peces grandes adultos son los que se reproducen”, explican estos investigadores.
Según la bióloga Juliana López, durante un ciclo anual se evaluaron algunos aspectos biológico-pesqueros de la especie Sparisoma viride (comúnmente llamada en la zona Vieja lora, Lora verde o Lora roja), con la finalidad de aportar información relevante para la regulación de la captura de esta especie en el Archipiélago del Rosario. Dentro de los resultados más relevantes se determinó la talla media de madurez sexual (TMM), la cual es un elemento vital para el establecimiento de la talla mínima de captura. Los valores obtenidos para la TMM en ambos sexos se encuentran por encima de la talla media de captura, lo cual sugeriría que los niveles de pesca en el área a los que se encuentra sometida esta especie no están afectando su capacidad biogénica, y que garantizarían que por lo menos el 50% de los ejemplares capturados se hayan podido reproducir; no obstante, hay que tener en cuenta las características reproductivas de esta especie antes de considerar la sostenibilidad de la explotación pesquera.
En este caso, los juveniles maduran como hembras que luego se convierten en machos, lo cual representa un aspecto importante a considerar en el manejo de la pesquería, dado que los más viejos, sobre los que generalmente recae el peso de la pesca, son en su mayoría machos.
Si se extraen gran número de machos de la población, la proporción sexual se verá afectada, la disponibilidad de esperma estará limitada y la talla en la que ocurre la trasformación sexual puede variar.
APOYO
La investigación fue financiada por ONG’s internacionales como Conservation Leadership Programme (Birdlife, Wildlife Conservation Society, Conservation International, Fauna Flora International), Project Aware Foundation y IdeaWild, y el apoyo de la Universidad de Los Andes y Parques Nacionales Naturales de Colombia.
RECOMENDACIONES
Al finalizar la investigación los jóvenes estudiantes dieron varias recomendaciones que si se tienen en cuenta ayudarán a conservar la especir y a los arrecifes de coral.
“Aún estamos a tiempo de hacer algo, por lo que es muy importante que se lleven a cabo las siguientes recomendaciones”, reitera Juliana López.
Prohibición de la pesca y comercialización del Pez Loro (en todas las especies que habitan en el Parque Corales).
Construir un Plan Pesquero conjuntamente entre las comunidades de pescadores y las autoridades ambientales que favorezca la pesca sostenible.
Crear alianzas de cooperación con la Guardia Costera, Incoder, Capitanía de Puerto y pescadores que permitan hacer un control y vigilancia efectivo y permanente (artes de pesca destructivas, tallas mínimas de captura, especies vedadas y pescadores provenientes de afuera)
Construir un Plan de Educación Ambiental que se incluya en el Programa Académico de los colegios de Isla Grande, Múcura y Santa Cruz El Islote.
Involucrar las investigaciones, que se realizan y se han realizado en el Parque Corales, en la toma de decisiones en normas y proyectos al interior del mismo.
Agencias/SimaCaribe 27 jun 2011