Es un fenómeno que se repite con cierta frecuencia, aunque su evolución y dimensiones varían constantemente. La llamada marea roja, provocada por la contaminación por las toxinas que liberan un tipo de algas del género Gymnodinium, ha vuelto a obligar al cierre, en este caso parcial, de los caladeros de mariscos y moluscos de la Costa del Sol. En concreto, la restricción para la pesca de coquinas, chirlas, vieiras, almejas chochas, anémonas, busanos, cañaíllas, conchas finas, corrucos, y erizos, entre otras especies, se limita a la franja costera comprendida entre La Cala de Mijas, junto al Faro de Calaburras, y Torrox, lo que supone más de la mitad de los alrededor de 170 kilómetros de litoral con que cuenta la provincia.
La voz de alarma sobre esta situación la alzaron ayer los pescadores del puerto de La Caleta de Vélez, en la Axarquía, que son uno de los más perjudicados por esta situación, que sin embargo la Junta de Andalucía no considera «de alerta roja». «Es una situación muy puntual y habitual por estas fechas, que va variando cada día, en función de los resultados de los análisis que hacen los inspectores de la Delegación de Pesca, que son además públicos y consultables a través de Internet», aseguró a SUR la delegada provincial de la Consejería de Agricultura y Pesca, la veleña Mónica Bermúdez.
«No entiendo la posición de los mariscadores de La Caleta, por que si lo que quieren es que les dejemos faenar, cuando eso supondría poner en peligro a la población; esto es un trámite rutinario y habitual, solo que en estos momento el cierre se ha extendido hasta la zona de Torrox, desde Mijas», continuó.
Por su parte, el nuevo patrón mayor de la cofradía de pescadores de La Caleta de Vélez, José Luis Guerrero, que acaba de sustituir a María del Carmen Navas al frente del colectivo, mostró el malestar de los 52 patrones de barcos marisqueros con sede en este puerto ante la situación de cierre parcial de los caladeros malagueños de moluscos. «Pedimos que los controles sean más constantes y rigurosos, y que si la situación es de alerta por una marea roja, que se declare así, y que podamos optar a las ayudas que establece la legislación», consideró.
Imposibilidad de ayudas
«No que con esta situación de un cierre parcial, que además se produce justo después de llevar dos meses en parada por veda, para recuperar los caladeros, no podremos optar a esas ayudas, ya que el cierre tiene que ser total», argumentó Guerrero, quien dijo que hoy tiene previsto acudir a la sede de la Delegación Provincial de Agricultura y Pesca en la capital para reunirse personalmente con la delegada y con el jefe del servicio.
«La situación es muy complicada, ya que durante los meses de mayo y junio, los marisqueros solamente han podido pescar dos veces por semana las concha finas en determinadas zonas del caladero, sobre todo, para evitar la sobreexplotación», explicó Guerrero, quien añadió: «Si realmente los caladeros están contaminados con esta toxina, exigimos a la Junta que declare toda la zona como marea roja, y así podamos recibir las ayudas compensatorias por este cierre».
A este respecto, la delegada de Agricultura replicó que las alertas se establecen «en función de lo que determinan los análisis diarios que se realizan en todas las zonas de caladeros». «No podemos decretar una alerta total cuando no la hay», zanjó Mónica Bermúdez. En la página web de la Consejería es posible consultar, con actualizaciones constantes, el estado de las alertas por contaminación de toxinas, veda u otros motivos, en los diferentes caladeros andaluces y malagueños.
Así, además del cierre parcial de los moluscos por las toxinas PSP y ASP, provocadas por algas del género Gymnodinium, entre Mijas y Torrox, está restringida la pesca de conchas finas por bacterias 'E. Coli' en la zona de Guadalmaza, en Estepona. Así, en el caso de los pescadores de La Caleta solo pueden faenar entre Nerja y Torrox para capturar coquinas y conchas finas, pero no chirlas, corrucos ni vieiras, aunque en este último caso es por parada biológica. Las capturas de mejillón también están prohibidas por la presencia de toxina PSP (iniciales en inglés de 'Paralytic Shellfish Poison'), que provoca parálisis de órganos si es consumida en exceso por los humanos.
Agencias/SimaCaribe 5 jul 2011