sábado, 25 de agosto de 2012

Colombia se 'rajó' en informe mundial sobre los océanos



"La humanidad debe comenzar a pensar que también hace parte de los océanos. Los hombres deben considerarse como una más de sus especies". Sebastián Troeng, biólogo marino y vicepresidente de conservación marina en la organización Conservación Internacional (CI), una de las más importantes del mundo, lanza esta frase de alarma sobre lo que se debe comenzar a hacer como tarea inaplazable: la preservación marina a escala global. Hoy, se considera un océano saludable aquel que les da beneficios a los humanos.....................de manera sostenible. Sin embargo, Troeng, un sueco que emigró de su país y que le ha dado la vuelta al mundo para estudiar a las tortugas marinas, no puede decir con certeza que esto es así en todo el globo.

Una conclusión basada en los estudios más importantes que se han hecho en la historia para medir la salud oceánica: el Índice Global sobre la Salud de los Océanos (Igso), que midió a 171 países costeros y en el que participó una treintena de universidades, ONG y agencias gubernamentales, lideradas por CI, el National Center for Ecological Analysis and Synthesis (NCEAS) y National Geographic.

La situación marítima ameritaba una investigación así de ambiciosa. Nuestros océanos y sus recursos se deterioran y agotan debido a la presión cada vez mayor a la que están sometidos, causada principalmente por la contaminación, según estudios liderados por la ONU y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, y por otras entidades regionales, como la Fundación Marviva. El mar es ya una cloaca a donde caen más de 6 millones de toneladas de residuos al año, de acuerdo con Greenpeace.

Si esta situación no cambia, su acidez aumentará en un 150 por ciento de aquí al 2100 debido a las emisiones de CO2. Entonces, toda la cadena alimentaria quedará en peligro, al igual que ecosistemas claves como los arrecifes de coral. Esto no sería alarmante si el 40 por ciento de la humanidad no dependiera de los recursos marinos.

En los últimos 40 años un tercio de la pesca se ha agotado y el 90 por ciento de los grandes predadores marinos (atunes, tiburones y meros) ha sido eliminado. Otros problemas que se ciernen sobre las aguas son el cambio climático, la destrucción de hábitats y la difusión de especies invasoras como el pez león, en el caso del Caribe.

Algunos de esos problemas son más complicados de combatir que otros. El cambio climático y la acidificación son los más difíciles de abordar y requerirán décadas de actuaciones, mientras que la sobrepesca podría mitigarse en una década si hubiera decisiones gubernamentales serias.

Sobre un puntaje máximo de 100, Troeng explica que el resultado global promedio sobre el estado del mar, según el Igso, es de 60: 
"Puede estar lejos de ser perfecto. Pero también se puede pensar que más de la mitad del camino está recorrido. Se analizaron 10 puntos como la biodiversidad del mar, la pesca artesanal, la extracción de productos marinos no alimentarios, la capacidad de almacenamiento de carbono en el mar, la protección del litoral y la limpieza de las aguas. "Con esto logramos separar nuestros sentimientos sobre lo bueno y lo malo y mostrar lo que está pasando", anota.

¿Cuál es el problema más grave para la humanidad por la crisis en la salud de los océanos?

La provisión de alimentos, ya que el puntaje global es de 24 puntos sobre 100. Muestra que la provisión de alimentos que logramos ya se ha tornado deficiente. Se deben desarrollar muchos proyectos sobre maricultura (acuicultura marina), porque la provisión de alimentos debe hacerse sin agotar los recursos.

En general, ¿cuáles son los resultados más impactantes?

Hay extremos notables: la peor nota, 3,6 sobre 10, se la lleva Sierra Leona, y la mejor (8,6) es para una isla prístina y deshabitada en el Pacífico sur (Jarvis). Solo el 5 por ciento de los países supera el 7, mientras que el 32 por ciento reporta notas inferiores a 5 en cuidado de sus costas y áreas marinas. Ningún país supera el 8,6 de calificación y la mayoría está por debajo de 7. 
En líneas generales, los países costeros de África occidental, Oriente Próximo y América Central puntúan por abajo, mientras que algunas partes del norte de Europa, Canadá, Australia, Japón, varias islas tropicales y algunas regiones deshabitadas están en la parte alta de la lista.

¿Por qué países desarrollados como Alemania no tienen una influencia negativa sobre sus mares, e incluso allí el océano es de gran calidad, a pesar de su desarrollo industrial?

Generalmente, los países desarrollados actúan mejor sobre los mares que los que están en vías de desarrollo, debido a sus mejores políticas para protegerlos. Aunque hay excepciones, como Polonia, país desarrollado con baja nota. Pero, en general, las potencias tienen más presupuesto para lograr resultados óptimos.

¿Hay excepciones?

Muchos países escapan a esta tendencia general. Así, por ejemplo, Polonia y Singapur obtienen puntuaciones bajas (4,2 y 4,8, respectivamente), mientras que Surinam (6,9) y Seychelles (7,3) sacan puntuaciones muy altas porque logran destacar en algunos de los parámetros del termómetro. Estados Unidos se sitúa en 6,3; Canadá, en 7; Rusia, en 6,7, y Reino Unido, en 6,1. China figura en la lista de puntuaciones con 5,3 y también India, con 5,2. Por la parte alta de la clasificación, en Europa destacan Alemania, con 7,3; Holanda, con 7, y Dinamarca, con 6,9.

¿Cuál es la situación de los océanos en América Latina?

Tenemos un puntaje que no supera los 69; países con índices de gobernanza más alta salen con estados más altos. No es muy diferente a la del resto de continentes. El país con el puntaje más bajo es Nicaragua (43), donde los esfuerzos de manejo son mínimos. Y el mejor es Brasil, que obtuvo 62.

Colombia se raja, sacó 52 puntos. ¿Por qué?

En Colombia la pesca no se hace de una manera sustentable. El país tiene un reto enorme, por ejemplo, en el desarrollo de proyectos de maricultura y pesca responsable y en la provisión de alimento para la población. También deberá aumentar sus porcentajes de áreas marinas y costeras bajo alguna figura de protección, que en el país no superan el 2 por ciento, cuando los convenios de diversidad biológica exigen al menos 10 por ciento.

¿Por qué Ecuador tiene un puntaje sobre el promedio, sin que las diferencias económicas o de política ambiental sean considerables?

Tal vez, por el impulso que le ha dado a la maricultura y por el sentido de pertenencia que tiene el país por las islas Galápagos, la zona costera protegida más grande de Suramérica.

¿Cuál sería el camino ideal, solo proteger o explotar de forma sostenible?

Una combinación de ambos, crear áreas marinas, pero también se necesita un manejo adecuado y sostenible de los sitios que, aunque no sean zonas protegidas, tienen importancia ambiental.

¿Nos vamos a quedar en conteos, mientras la situación empeora?

No es la idea. El índice de salud del océano es un marco excelente para evaluar si las cosas mejoran o empeoran en respuesta a nuestras actuaciones. Es una herramienta poderosa para obtener la información necesaria en la que basar las decisiones políticas y económicas, sobre cómo utilizar y proteger los ecosistemas oceánicos. La idea es que pueda ser utilizada por los científicos, por los gestores, por los políticos y por la sociedad para comprender mejor, hacer el seguimiento y exponer el estado de los ecosistemas.

Agencias/SimaCaribe 25 ago 2012