La ley 2.381 es clara: prohíbe de manera terminante el buceo con mamíferos marinos. Sin embargo, no se respeta. Y lo que es peor, se promociona. Tanto en decenas de prestadores de servicios turísticos de todo el país como de manera oficial. Esto es, la violan. Y lo que es peor lo califican como “el boom de la temporada”......................................La provincia debe tomar una determinación. Si continúa con su historia de más de 40 años de ser pionera en la preservación de especies o si decide, en nombre de una supuesta explotación turística y sus beneficios económicos, terminar con la misma. Hasta el momento y pese a la importante difusión de la actividad ninguna entidad ni científico se pronunció respecto al tema.
En su artículo primero, la ley dice: “Prohíbese toda actividad de acercamiento y/o persecución, navegación, natación y buceo a cualquier especie de mamíferos marinos y sus crías, en las costas y mar de jurisdicción provincial durante todo el año calendario”.
En el artículo segundo la ley hace una salvedad: “Excepcionalmente y por acto debidamente fundado se podrán otorgar permisos especiales, debiendo los mismos ser controlados, en su ejercicio, por la autoridad de aplicación”. Esto puede ser tomado como una excusa por quienes promueven el buceo con los mamíferos marinos, entre los que se encuentran la ballena Franca Austral y los lobos marinos.
Pero hay que detenerse en lo que dice el inciso F del mencionado artículo segundo: “Los buzos, nadadores y/o pescadores, deberán permanecer a una distancia no menor de cien metros y queda expresamente prohibida toda acción que implique contacto físico con los animales”.
Esto es que nadie puede acercarse a los animales bajo el agua a una distancia que implique contacto alguno. A juzgar por las fotografías que ilustran tanto los sitios de Internet que “venden” el “buceo con lobos marinos en Chubut” e incluso a los fotografías enviadas para ilustrar la promoción a los medios escritos, los buceadores se encuentra no sólo a menos de cien metros de los lobos: se los ve nadando entre ellos y en algunos casos hasta tocándolos.
La ley 2.381 fue sancionada por la Legislatura provincial el 25 de setiembre de 1984. Y promulgada bajo ese número el 24 de octubre del mismo año. Fue modificada en 1985 por la ley 2.618 pero para nada esa modificación cambia las reglas de juego: por el contrario las ajusta y en su momento fue celebrada por algunas ONGs ambientalistas como la conocida Patagonia Natural.
En la actualidad el buceo con lobos marinos es prácticamente una actividad permitida en Chubut. Y a pesar de la vigencia de la ley y la rigurosidad con la que científicos e instituciones se han pronunciado en relación a la preservación de las especies, hasta ahora no se ha escuchado ninguna voz que, al menos, advierta sobre los riesgos de la actividad.
Se sabe que los animales se acostumbran a un hábitat. Y que muchas veces la actividad del hombre los perturba. Por eso hay tanto celo en el cuidado de las especies sobre todo aquellas que están en peligro de extinción. Pero también hay que poner el ojo en las que por ahora no corren ese riesgo para que no sigan el mismo camino.
Algunos prestadores justifican por ejemplo el buceo con ballenas diciendo que son los animales los que se acercan a los buceadores (Charlando…). Y no los buceadores los que se acercan a los animales.
Hay que recordarles que la historia de la matanza de ballenas fue justificada de la misma manera. El cetáceo es un animal muy confiado, muy amigable. A principios del siglo XX había más de 100 mil deambulando por los mares del mundo. Pero sólo quedaron 3 mil: los barcos balleneros los mataron para aprovechar su piel y su aceite. Y también su carne: en Japón (uno de los países protagonistas de la matanza) un bife de ballena se cotizaba a más de 100 dólares.
El animal confiado, amigable y curioso se acerca a barcos y personas en forma constante. Pero ¿quién puede asegurar que la presencia de barcos y personas no lo perjudique? Muchos científicos ya se han pronunciado respecto a lo que hay que hacer sobre la duda. La preservación de las especies resulta fundamental. Y no corre por cuenta de su comportamiento, sino por el comportamiento del hombre.
Así como se prohíbe la navegación durante la temporada de ballenas en los lugares donde permanecen los cetáceos también se debería prohibir el buceo y la natación en esos lugares. O al menos respetar la ley que está en vigencia sin hacer “la trampa”.
Las ballenas y los lobos marinos son recursos turísticos importantes para la provincia, esto es verdad. Y por eso mismo hay que extremar las medidas para cuidarlos. Hace muy poco un informe publicado por Jornada y después reproducido por medios nacionales, aseguraba que en la temporada 2012 habían muerto el doble de ballenas que la temporada de 2011.
La publicación provocó un verdadero revuelo. El informe aseguraba que no se sabían las causas de las muertes. ¿Alguien puede asegurar que no se debe a la presencia del hombre buceando junto a estos animales? Ya dijimos lo que los científicos aconsejan hacer ante la duda. Por ahora, nadie respeta la ley y si alguno dice que hay especies en peligro, no estará del todo equivocado.
Agencias/SimaCaribe 20 jul 2013