martes, 14 de junio de 2011

Malta, crisol de civilizaciones en el Mediterráneo central



En pleno corazón del Mediterráneo, al sur de la isla de Sicilia y al este de Túnez, descubrimos Malta, el país más pequeño de la Unión Europea -únicamente tiene 316 km2-, y posiblemente también uno de los menos conocidos. La situación geográfica de este diminuto archipiélago formado por siete islas lo ha convertido durante siglos en un punto estratégico preciado por las grandes potencias. Por las islas han pasado fenicios, griegos romanos, árabes, españoles, italianos, franceses e ingleses –de estos últimos no se independizaron hasta 1964- y la huella de todos ellos permanece todavía presente.

En Malta el viajero disfrutará visitando construcciones milenarias, palacios barrocos, catedrales normandas, iglesias históricas –el país tiene cientos de ellas-, paisajes pintorescos y, por supuesto, bañándose en las aguas cristalinas de espectaculares playas rocosas. Su belleza ha servido de fuente de inspiración de artistas de todo el mundo y de localización de películas como la oscarizada Gladiator, La espía que me amó, con James Bond como protagonista, La isla de las cabezas cortadas o Ágora. Existen muchos tópicos sobre el país, y nosotros te proponemos que los rompas.

Las tres únicas islas habitadas del archipiélago son Malta, Gozo y Comino y, como suele ocurrir en estos casos, nuestro viaje empezará por Malta, la principal. A pesar de que son muy pequeñas, lo más recomendable para desplazarse es en coche de alquiler (existe una original red de autobuses, algunos de ellos tuneados, excesivamente viejos y lentos), aunque conducir pueda convertirse en toda una aventura. Y es que además de una forma de conducir "peculiar" –respetan únicamente los semáforos-, no podemos olvidar que lo hacen a la inglesa, es decir, circulan por la izquierda.

Malta

La Valeta, situada al este de la isla, es la ciudad más grande del país y su centro administrativo y comercial, sin embargo, mantiene intactos sus palacios y pequeñas tiendas antiguas. La actual capital es una urbe amurallada del siglo XVI, declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad, que en su día fue ciudad de los Caballeros de la Orden de San Juan.

La mejor forma de conocer la ciudad medieval es recorriendo a pie sus calles adoquinadas contemplando al paso catedrales y palacios como el espectacular Albergue de Castilla(Aubergue de Castille) y jardines como el de Upper Barraka, con una magnífica vista panorámica del puerto y de las ciudades fortificadas de Senglea, Cospicua y Vittoriosa. Descubriremos la concatedral de San Juan, que contiene los tesoros artísticos más preciados de Malta, el Palacio del Gran Mestre y el Fuerte de San Telmo.

Moverse por la ciudad dorada, nombre con el que se conoce a la capital, por el color de las edificaciones de piedra caliza, es fácil. Su urbanización se basa en el diseño cuadriculado de las calles; un diseño que además permite que la brisa marina procedente del mar se cuele por sus callejones.

A pocos kilómetros de La Valeta se encuentra Mdina, la capital milenaria y uno de los mejores ejemplos en Europa de una ciudad antigua amurallada, en una fantástica combinación de las arquitecturas medieval y barroca. Admiraremos sus impresionantes palacios –en muchos de los cuales continúan residiendo nobles locales-, y en especial el Palazzo Falzon.

El pasado romano de Malta lo encontramos muy cerca de Mdina: en Rabat. Allí, la Domus Romana, una antigua villa con sus espectaculares mosaicos y objetos de cristal, las catacumbas y la gruta de San Pablo –lugar donde se dice que vivió el apóstol- son algunos testigos de la importancia de la ciudad en este periodo.

Yacimientos prehistóricos y naturaleza en estado puro

Retrocedemos todavía más en el tiempo visitando en Paola los yacimientos arqueológicos deTarxien, cuyos templos, datados en los años 3600-2500 antes de Cristo, conservan en buen estado numerosos restos neolíticos, y el Hipogeo Hal Saflieni, un complejo subterráneo excavado en la roca que fue utilizado para enterrar a los muertos hace unos 3.000 años. Ambos yacimientos, declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco (el primero de ellos formando parte del conjunto de templos megalíticos de Malta), no nos dejarán impasibles.

Llegados a este punto, no podemos dejar escapar la ocasión de ver la Gruta Azul (Blue Grotto), una espectacular cueva natural de roca caliza a la que únicamente se accede en barca. El reflejo del sol en las aguas turquesas deja sin respiración y nos remonta a la leyenda según la cual las sirenas hechizaban a los marinos a su paso. Y, finalmente, para acabar la jornada, qué mejor que acercarnos a Marsaxlokk, el segundo puerto natural más importante de Malta y uno de los pueblos más típicos del país. Vale la pena visitar su mercado del pescado, que en realidad ofrece además de fresquísimos ejemplares recién capturados, todo tipo de productos y sentarse en una terraza frente al puerto a comer un lampuki –pescado autóctono- y saborear un vino maltés.

Existen otros puntos en la isla de Malta que no puedes dejar de ver. Uno de ellos es la Bahía de San Pablo (St Paul's Bay), situada al norte. Convertida en la actualidad en uno de los principales enclaves turísticos del país, en ella se concentran la mayor parte de complejos hoteleros. En sus orígenes era una pequeña aldea de pescadores situada a poca distancia de donde se dice que naufragó San Pablo hace dos mil años y hoy todavía conserva un cierto encanto. Las numerosas calas rocosas convierten la zona entre Bugibba y Qawra en ideal para el baño y el submarinismo. Otras playas conocidas y recomendables son Golden Bay yMelieha Bay, posiblemente las más famosas de Malta

Además de historia y encantos naturales, Malta también ofrece diversión. Para ello, tendrás que desplazarte hasta Saint Julian's en el barrio de Paceville, al norte de la capital, donde se concentra la mayor parte de la vida nocturna. Bares y discotecas reúnen a malteses, turistas y estudiantes, sobre todo los fines de semana.

Gozo

Gozo –los indicios apuntan que se trata de la isla de Calipso de la Odisea de Homero- es sin duda la isla más bonita, por su espectacular paisaje marino y sus pueblos del interior; un rincón tranquilo en el que descansar. Los ferrys que la unen con Malta son frecuentes y su precio es razonable. A pesar de encontrarse a sólo cinco kilómetros, Gozo – que en maltés significa alegría-, es muy distinta de la isla principal.

Su capital, Victoria, aunque es conocida popularmente como Rabat, es el centro de la actividad. La ciudadela amurallada, el museo arqueológico y la cárcel de los Caballeros de Malta bien valen una visita. Pero lo más atractivo de Gozo se encuentra fuera de la capital: se trata del el templo de Ggantija, que data del 3.600 A.C., el mejor templo prehistórico de la isla y una de las construcciones megalíticas reconocidas por la Unesco. No podemos perdernos al visita a la basílica de Ta Pinu, el centro de peregrinación más famoso de los malteses que creen que en ella se han sucedido los milagros de la Virgen.

Al norte, nos espera Ramla Bay, una tranquila playa de arena dorada, ideal para pasear mientras contemplamos el idílico paisaje. Y al oeste, en Dweira, encontramos el Mar Interior, un laguna espectacular, formada por el derrumbamiento de dos cuevas de piedra caliza hace millones de años. La laguna interior poco profunda está unida al mar a través de una cueva de 100 metros en el acantilado. En la zona, frecuentada por submarinistas, también se halla laAzure Window –la Ventana Azul-, un pórtico gigantesco al final de un acantilado, que en invierno, cuando se produce fuerte oleaje ofrece una imagen espectacular.

Comino

Entre Malta y Gozo encontramos la isla de Comino, habitada por una única familia. Se trata de un paraíso pequeño para amantes del submarinismo, el senderismo o el surf, ideal para escaparse y pasar un día en barco. Su principal atractivo es la Laguna Azul (Blue Lagoon), un canal estrecho de aguas tranquilas y azules, como su nombre indica. En verano, sin embargo, la tranquilidad puede verse truncada por el gran número de turistas que se acercan a visitarla.

Agencias/SimaCaribe 14 jun 2011