La llegada del verano y las buenas temperaturas hacen que ríos de gentes se acerquen a las playas almerienses. Sin embargo, estos bañistas no son los únicos que se hacen con las aguas que bañan las costas de Almería. Junto a los ávidos de diversión acuática, miles de invertebrados se hacen con el control de las playas en una maniobra más que discreta. Se trata de las temidas medusas que cada año llegan en mayor número a las zonas de baño. Por suerte, este año no se han hecho ver mucho, pero la amenaza está ahí.
Se trata de una realidad que conforme pasan los años se convierte en algo más habitual. Científicos del Instituto Español de Oceanografía (IEO) aseguran que la tendencia es que las poblaciones de medusas van a más, y muy probablemente lo que está comenzando a ocurrir no es nada comparando con lo que pueda ser dentro de unos años.
Para colmo, este verano sobrevuela la amenaza de la carabela portuguesa, una de las medusas más peligrosas y venenosas que puede causar problemas respiratorios, incluso un paro cardíaco a las personas que se muestran especialmente sensibles a las picaduras de estos seres vivos.
Científicos y grupos ecologistas definen el problema de las medusas como una consecuencia de la contaminación y degradación de los sistemas marinos. La proliferación de contaminación en la aguas, el aumento de las temperaturas, el mayor índice de salinidad de las aguas de la franja costera, así como el descenso en las aportaciones de agua dulce de los ríos están conformando un entorno en el que estos invertebrados se sienten cada vez más cómodos.
Para la asociación PROMAR, “el crecimiento exponencial de estos animales en nuestras aguas es síntoma de una serie de factores de los que parece que el ser humano es el principal responsable”. El portavoz de esta asociación, Paco Toledano coincide, en parte, con los investigadores al identificar una serie de factores clave para explicar la proliferación las medusas en el Mediterráneo. En primer lugar, el representante de PROMAR habla de la ruptura de la cadena trófica, con el exterminio de los principales predadores de las medusas: el atún y la tortuga marina, que ingieren miles de estos animales. Sin embargo, este argumento no resulta de tanta fuerza para Ignacio Franco, que asegura que estas especies como el pez luna o las tortugas son especies de metabolismo lento y no eliminan un número alto de medusas.
El segundo factor esgrimido por Paco Toledado es el aporte de nutrientes procedente de vertidos urbanos y la agricultura. En este sentido, Ignacio Franco precisa que “no sólo hay que pensar en vertidos urbanos descontrolados, sino también en obras de construcción de puertos, paseos marítimos, regeneraciones de playas; cualquier actividad que remueve el fondo provoca que los nutrientes presentes en los sedimentos pasen a la columna de agua y pasen a estar disponibles.
El investigador del IEO, Ignacio Franco, añade que “hemos estado abonando el mar y esto produce un aumento en la producción del plancton. Al igual que en tierra al fertilizar conseguimos un mayor crecimiento de las plantas ocurre lo mismo en el mar y se produce un incremento en las cantidades de fitoplancton (plantas)”. Este exceso en comida, fuerza la cadena alimentaria y aumentan las cantidades de los organismos que se alimentan de él, el primer eslabón sería el zooplancton.
Si a todo esto se le añade calor el proceso biológico se acelera. Debido al cambio climático la temperatura del agua ha subido 0.6 grados desde el siglo XIX, lo que hace que estos animales encuentren cada vez más zonas aptas para reproducirse, afirma PROMAR.
La disminución del caudal de los ríos por la falta de lluvias y por la construcción de presas, ha hecho que disminuya la cantidad de agua dulce que llega al mar. El agua dulce formaba un cinturón costero de aguas menos salinas que impedía a las medusas acercarse a la orilla. De nuevo, este argumento defendido por PROMAR es puesto en cuestión por el investigador del IEO, quien afirma que este fenómeno se da en zonas muy concretas donde el aporte de agua dulce ha sido masivo, como desembocaduras de ríos, “aunque esta barrera suele romperse con el primer temporal que es quien precisamente suele traer las medusas”, precisa Ignacio Franco.
Todos estos condicionantes que favorecen la llegada de medusas a las playas almerienses, concretamente, y mediterráneas, en general, se producen a escala global y por tanto afectan a todas las zonas costeras sin excepción. De ahí que una zona con tanta protección como el Cabo de Gata también se vea afectado por las medusas. En este sentido el investigador de IEO afirma que “en Cabo de Gata aparecen medusas que son producto de este cambio global, producto de la eutrofización general del Mediterráneo y que han nacido a cientos de kilómetros y llegan con las corrientes o incluso pueden ser hasta medusas procedentes del Atlántico en algunos casos”.
En líneas generales, los expertos aseguran que este verano se repetirá la tónica del año pasado. Las medusas causarán problemas en la zona de Cataluña y Baleares. Dependiendo de los vientos y corrientes, quizá afecten algo también al levante y Murcia, especialmente hacia el final del verano.
En la zona de Andalucía casi con seguridad es una de esas zonas más propicias, y volverán a aparecer como cada año. Existe también la posibilidad de que puntualmente, entre alguna especie procedente del Atlántico que pueda afectar a algunas playas. Estas medusas al proceder del Atlántico, si entran afectaría, lógicamente, más a las playas más próximas al Estrecho.
Y es que la convivencia con las medusas ya es un hecho casi asumido por la mayor parte de la población. Se trata, como apuntan algunos expertos, una respuesta y adaptación del medio, el mar, a la serie de cambios que ha sufrido durante años. A pesar de tratarse de un fenómeno natural, el incremento en número ha provocado que la población esté pendiente de los comportamientos de estos invertebrados marinos. Como asegura Ignacio Franco, “sin duda se ven más medusas porque se las busca más, y cada vez que se ve alguna, salta la alarma, y las medusas, siempre han estado ahí, son parte del ecosistema”.
En el Mediterráneo son una decena de especies las que pueden aparecer. No obstante la protagonista principal es sin duda Pelagia noctiluca. Esta especie está presente todo el año y es una especie de aguas abiertas. Se trata de una especie de alta mar y alcanza la costa al ser arrastrada por vientos y corrientes, por eso, al margen de en qué cantidades esté, va a ser su aparición en las playas muy dependiente del régimen de corrientes de cada zona.
Toda la costa mediterránea está expuesta a las medusas, sin embargo la posibilidad de su arribada a la costa es más fuerte en las zonas en las que dominan los vientos y corrientes que hacen que las masas de agua, en principio más alejadas de la costa, se acerquen a la misma. Así, se puede identificar a la costa de Granada o el tramo entre Málaga y Marbella como los lugares donde más aparecen.
Como ya se ha apuntado, la suerte y más concretamente las corrientes marinas y los vientos tienen un papel fundamental en la aparición de las medusas. Sus movimientos dependen de los vientos y corrientes que las acercan a la costa. Hay que tener en cuenta también la orografía de la costa, pues esto va a ayudar a que las medusas puedan acumularse y permanecer más días, como sería una costa con pequeñas bahías o calas. En el caso de una costa más lineal, las medusas aparecerían y desaparecerían con más facilidad, pues del mismo modo que el viento y la corriente las traen, cuando estos cambien, se las llevan.
Los efectos negativos de las medusas afectan a dos sectores estratégicos en Almería y el resto de la costa mediterránea. Por un lado, el daño que causan al turismo es evidente, suponen, además de una molestia, un peligro para las personas alérgicas a sus picaduras. El sector pesquero también se ve afectado porque las medusas son un competidor más por el alimento; además, suponen un problema para las artes de pesca porque las colman e impiden su recogida.
En cuanto a una solución al aumento en la llegada de medusas, los expertos coinciden al destacar que la solución debe ser a nivel global. Ignacio Franco asegura que “sólo si se consiguiera tener un mar limpio, sin sobreexplotación pesquera, sin vertidos se conseguiría paliar la llegada masiva de medusas”.
Así que los expertos y las autoridades sólo se pueden limitar a avisar a los bañistas de la presencia puntual de estos invertebrados en las playas, ya que sólo se pueden hacer predicciones bastante imprecisas.
Agencias/SimaCaribe 10 jul 2011