viernes, 15 de julio de 2011

Pesca “informal” crece para inspirar el pasatiempo y suministrar subsistencia

Aparte de ser un escape entre tantos problemas, pasar unas horas en el muelle de Playa Valdés lanzando el simple anzuelo o las cañas de pescar constituye el aliciente para muchos. En víspera de las vacaciones y de la temporada turística, la riqueza natural encuentra reparto.

Centenares de personas se ubican en línea, a orillas del muelle de Playa Valdés con el objetivo de pescar, siendo éste un pasatiempo para algunos y medio de subsistencia o de ayuda alimenticia para otros. Es pesca “informal” donde tan importante es como aparejo un anzuelo con su nylon que lanza el niño ansioso, como la caña de pescar que es utilizada por quienes han tenido el dinero para adquirirla y pescan por “hobbie”, a lo deportivo.

De punta a punta el muelle está repleto de historias, vidas distintas y una palabra común: paciencia, para mantenerse a pleno sol o con el fresco clima de la noche y la madrugada, siempre con la meta de pescar. La mayoría llevan baldes o tobos en donde van lanzando los diminutos pescados, del tamaño de la sardina.

César Carrillo cuenta que va todos los días a este muelle. Utiliza su caña de pescar y corre con suerte. Claro, comenta que hay días en que no logran nada, pero desde hace una semana hay un “arrime” de pescaditos hasta el muelle que causan la alegría a todos aquellos que ejercitan esta espontánea actividad.

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Eduard Rodríguez (28), quien reside en Los Cocos, también es asiduo pescador en este muelle. Cuando no hay clases lleva a sus hijos y otros familiares. Todos se divierten, entre ellos su sobrino Geomar (10), quien está más emocionado desde que capturó un atún pequeño.

La típica escena es la preparación de los anzuelos con la carnada fresca. Cuando hay tiempos de sardina, ésta es la mejor para la pesca. A falta de ella buenas son ahora las patas e’cabra (pepitonas).

Wilfredo Oses, quien reside en Los Robles, aseguró que estos son meses buenos, porque hasta “jalan” jurelitos y cariticos. Para Karim Bazzi, quien lanzaba entusiasmado su caña de pescar, esta actividad es lo máximo. “Lo hago como un pasatiempo y después regalo los pescados. Sólo dejo alguno para comerlo fresco con arepa. Sin dudas que Margarita es el paraíso de Venezuela”.

Aparte de los pescadores informales, en Valdés hay niños expertos nadadores, quienes se lanzan intrépidos desde el muelle. Al sitio también llegan trabajadores que aprovechan el mediodía para el descanso. Cargan con su carrete de “nylon” y anzuelo y lo lanzan a ver qué pescan...

Agencias/SimaCaribe 15 jul 2011