lunes, 19 de marzo de 2012

La acidificación de los océanos se acelera a un ritmo récord.


 
Un equipo internacional, con participación española, advierte sobre la velocidad sin precedentes de los cambios que se avecinan en la química marina. El trabajo, publicado en ‘Science’, demuestra las consecuencias de las emisiones de dióxido de carbono (CO2), que los humanos emiten a la atmósfera,..........
......en la aceleración de la acidificación de las aguas de los mares y los océanos. Además de provocar el calentamiento global, las emisiones antropogénicas de dióxido de carbono (CO2) alteran la química de las aguas de los mares y océanos, conduciéndolas hacia una progresiva acidificación. Una investigación internacional, con participación de científicos españoles, advierte sobre las características sin precedentes de las alteraciones que se avecinan en la química marina. Esta modificación, tal y como se publica en Science, conlleva importantes repercusiones para los organismos y ecosistemas marinos.

El trabajo, en el que han participado investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), de la Institució Catalana de Recerca i Estudis Avançats (ICREA) y de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), pone de manifiesto la magnitud y gravedad del cambio antropogénico en la química marina. Según los autores, aunque a lo largo de los últimos 300 millones de la historia de la Tierra la química oceánica ha sufrido profundos cambios, ninguno de ellos parece haber sido a la vez tan rápido, de tanta magnitud y tan global como el que está ocurriendo en la actualidad.

La acidificación marina ocurre a medida que el CO2 emitido por las actividades humanas, derivado fundamentalmente de la quema de combustibles fósiles, se disuelve en los océanos. Más del 30% de las emisiones antropogénicas de CO2 pasa directamente a los océanos, que se vuelven progresivamente más ácidos. La acidificación perjudica a muchas formas de vida marina e interfiere, por ejemplo, en el desarrollo de especies que construyen caparazones o esqueletos de carbonato cálcico, como los corales o los moluscos. Puede afectar también a especies del fitoplancton, que constituye un eslabón esencial de las redes tróficas marinas, de las que dependen los peces, crustáceos y otras especies.

Gran parte de la investigación sobre esta problemática se basa en experimentación en acuarios que simulan escenarios futuros de acidificación y evalúan la respuesta de los organismos. Por el contrario, para este estudio se ha analizado el registro geológico mediante análisis paleontológicos y geoquímicos, y se ha buscado eventos pasados de acidificación marina para detectar posibles efectos en la biota marina.

La química oceánica nunca había sufrido cambios tan rápidos, de tanta magnitud y tan globales como hasta ahoraEl estudio ha detectado momentos concretos de la historia de la Tierra asociados con una profunda acidificación, como el máximo térmico del Paleoceno‐Eoceno, hace 56 millones de años. “Debido a emisiones volcánicas y a la desestabilización de hidratos de metano congelado en los fondos marinos, se liberaron a la atmósfera grandes cantidades de carbono, de una magnitud parecida a la que los seres humanos podrían llegar a emitir en el futuro”, detalla Carles Pelejero, investigador del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC y de ICREA.

El científico añade: “Durante este evento tuvieron lugar grandes extinciones, sobre todo de faunas bentónicas. No obstante, la inyección de CO2 fue, como mínimo, 10 veces más lenta que la actual, lo que augura consecuencias más catastróficas al cambio antropogénico actual”.

El registro geológico proporciona detalles sobre los cambios biológicos asociados a otras grandes perturbaciones globales, como la gran extinción acaecida tras el impacto del asteroide que marcó el final del Cretácico, hace 65 millones de años, evento en el que se cree que también se acidificaron los océanos.

Otras extinciones, como la del final del Triásico, hace 200 millones de años, y la del final del Pérmico, hace 252 millones de años, también pudieron implicar un importante proceso de acidificación. No obstante, todas estas extinciones también fueron asociadas a disminuciones en el contenido de oxígeno de los océanos y a grandes calentamientos. De hecho, estas tres presiones medioambientales son las que están afectando de manera más global a los océanos actuales: el calentamiento, la acidificación y la desoxigenación.

La investigadora Patrizia Ziveri, de la Universidad Autónoma de Barcelona, afirma: “A la vista de los impactos que detectamos a través del registro fósil, no queda ninguna duda de que deberíamos atacar cuanto antes el problema desde su raíz, adoptando medidas para reducir inmediatamente nuestras emisiones de CO2 en la atmósfera”.

Agencias/SimaCaribe 19 mar 2012