Al norte del Perú, a las playas de la isla de Lobos de Tierra, departamento de Lambayeque, siguen arribando decenas de cadáveres de delfines.
En la última semana, los habitantes han encontrado más de 450 cuerpos de estos cetáceos, extendidos en 36 kilómetros del sector de Palo Parado. Durante los tres primeros meses del año, unos 3.000 han muerto en esa región del océano Pacífico....................Aunque el Instituto del Mar del Perú (Imarpe), encargado de investigar el caso, no ha llegado a las causas del desastre, expertos como Juan Manuel Díaz, director científico de MarViva Colombia, están de acuerdo con las primeras versiones entregadas por los biólogos especialistas a la prensa peruana: “Las características de las muertes pueden responder a procedimientos de sísmica realizados por empresas interesadas en la explotación de hidrocarburos en esa zona”.
Carlos Yaipén, director de Ciencias de la Organización Científica para la Conservación de Animales Acuáticos del Perú (ORCA), le dijo al diario limeño Perú 21 que las petroleras utilizan diferentes frecuencias de onda acústica con efectos que no son inmediatamente perceptibles pero que provocan efectos posteriores a los animales, afectando no sólo a delfines, sino también a lobos marinos y ballenas.
El director científico de MarViva agrega que las ondas provocadas por explosiones subterráneas terminan por atrofiar el sistema endocrino de los delfines y alteran su sistema de comunicación: “Los delfines se ubican por ecolocación (emiten sonidos e interpretan los ecos que generan los objetos a su alrededor) y son guiados por líderes. Si su sistema auditivo se ve afectado pueden perder la capacidad de ubicar a sus presas y desorientar a su cardumen. Podrán morir de inanición o conducir a su grupo hacia las playas o terrenos someros, donde quedarán varados”.
La muerte de delfines en aguas suramericanas ya había sido noticia en marzo del año pasado, cuando la explotación de hidrocarburos alrededor de las islas Malvinas, en Argentina, provocó el deceso de 400 de estos animales y miles de aves desplazadas.
Aunque en Colombia aún no se conocen este tipo de casos, MarViva advierte que proyectos como la cuestionada explotación de hidrocarburos que planeaba adelantar la Agencia Nacional de Hidrocarburos en el archipiélago de San Andrés y Providencia, podría traer consecuencias similares. “Falta mucho por conocer sobre lo que ocurre bajo el mar cuando se hace exploración sísmica. Los efectos se pueden extender 10 kilómetros a la redonda, poniendo en riesgo a las especies, pero aquí a pocos les importa la prevención”.
Agencias/SimaCaribe 4 abr 2012