El 11 de marzo de éste año, tras el terremoto y posterior tsunami que azotó a Japón, la central nuclear Fukushima Dai-ichi sufrió daños tan severos que debió ser cerrada. Se trataba de un conjunto de seis reactores nucleares situado en la ciudad de Okuma, una de las 25 mayores centrales nucleares del mundo. Además, era el primer reactor nuclear construido y gestionado independientemente por la compañía electrónica de Tokio Tepco.
Al igual que en Chernobyl, el desastre de Fukushima ocasionó terribles daños a la población debido a la contaminación radiactiva. El gobierno debió evacuar a pueblos enteros que se encontraban entre los 20 y 30 kilómetros de distancia, pero con el correr del tiempo se evidenció que la radioactividad había llegado incluso a lugares más lejanos.
Así, queda puesto en jaque una vez más el uso de la energía nuclear no sólo en Japón sino también en el resto del mundo.
Sin embargo, el problema a resolver que le genera aún más dolor de cabeza a Tepco hoy, es cómo actuar con las grandes cantidades de aguas radioactivas concentradas en la planta. La solución que planteó la compañía electrónica en un primer momento fue almacenar el líquido radiactivo en grandes contenedores, sin embargo, estos llegaron inmediatamente al límite de su capacidad y corrían peligro de rebosar, por lo que hubo que buscar otra alternativa.
Fue así como las autoridades japonesas vertieron unas 10 mil toneladas de líquido radiactivo al Océano Pacífico. Pero China y Corea del Sur se levantaron contra la medida por posibles daños a la flora y la fauna marina. Un estudio reveló que en la ciudad de Hokkaido, a 650 kilómetros de la planta nuclear, se encontraron dos ballenas contaminadas con cesio. También ecologistas de Greenpeace encontraron altos niveles de radioactividad en mariscos y algas en zonas aledañas a Fukushima.
Es por eso que la tercera opción fue verter unas 500 toneladas de agua para enfriar los reactores de la central que por el Uranio aún se mantienen calientes y poder evitar así una nueva emisión de partículas radiactivas a la atmósfera. El sistema de descontaminación se basa en separar los isótopos radiactivos del agua, que sale del proceso 10 mil veces menos radioactiva de lo que entró. A cambio, la radiación se concentra en fangos muy radiactivos que más tarde han de ser tratados, o almacenados.
Sin embargo, por éstos días se supo que este sistema ptovocó que el agua contaminada se acumule en la misma proporción. Y las próximas lluvias que se espera que azoten Japón contribuirían, además, a que esa agua aumente, se acumule en la central y se filtre al exterior. Se calcula que ya hay más de 110 mil toneladas de agua contaminada (igual a 45 piscinas olímpicas), y que cada día se añaden otras 500 toneladas.
Por ese motivo, desde Tepco anunciaron el miércoles que disminuyeron la cantidad de agua que se inyecta a los reactores para enfriarlos ante el riesgo de que el líquido radiactivo se filtre al exterior, según informó la cadena de noticias NHK. Ese líquido que se inyecta a diario en las unidades también contribuye a aumentar el volumen de agua debido a las fugas en las vasijas de contención, por lo que decidieron reducir en media tonelada por hora la cantidad que introduce en los reactores afectados 1, 2 y 3.
Desde la compañía argumentaron que para solucionar el problema del agua radiactiva estancada, se utilizaría un sistema que extraiga el líquido y lo recicle para usarlo después como refrigerante. Pero ese sistema presentó diversas averías, lo que impidió la puesta en marcha del dispositivo. Desde el mismo Tepco informaron que “las precipitaciones causadas esta semana por un tifón en la zona han hecho que el agua contaminada aumente hasta las 105.100 toneladas”.
Goshi Hosono, director de la fuerza especial nombrada por el gobierno para controlar la crisis, dijo “el problema del agua contaminada es el mayor obstáculo en este momento. Estamos ansiosos por estabilizar el sistema de tratamiento de un modo u otro". A su vez, un portavoz de la Agencia de Seguridad Nuclear de Japón, Hidehiko Nishiyama, señaló que no se descartan “medidas de emergencia en caso de que aumente la posibilidad de que el agua contaminada llegue al exterior”, aunque no ofreció detalles al respecto.
Desde el gobierno estiman que el problema comenzaría a resolverse para principios de Julio. Si bien por ahora buscan resolver qué hacer con las toneladas de agua radioactiva, y evitar que la lluvia genere más agua contaminada, se sabe que además, a largo plazo, será necesario construir sobre los reactores dañados una cubierta permanente de hormigón, al estilo del ‘sarcófago’ que recubre Chernóbil. Aunque es evidente que la radioactividad, ya está echada.
Agencias/SimaCaribe 29 jun 2011