sábado, 2 de julio de 2011

El reto del dragón chino

Una vez que el hombre avanzó en el conocimiento de los continentes empezó a interesarse por la otra cara de la Tierra, la oculta a través de los océanos. Pero, para adentrarse en su interior hicieron falta instrumentos de precisión, cartas, mapas y medios avanzados.

Entre los países que han logrado desarrollar la tecnología necesaria para realizar una inmersión tripulada a más de tres mil metros bajo el nivel del mar se encuentra China, quinto, detrás de Estados Unidos, Francia, Rusia y Japón.

Además de las expediciones al espacio y a los polos, esta nación busca estar en la vanguardia de la exploración oceánica profunda, con una de las naves más avanzadas de su tipo en el mundo, el sumergible Jiaolong, llamado así por el mitológico dragón de las aguas.

Diseñada para descender hasta los siete mil metros, la embarcación intentará bajar hasta los cinco mil metros este mes, durante una prueba de profundidad con la que espera alcanzar otro récord.

La zona elegida para la misión, que comenzó este 1 de julio y durará 47 días, es el Oceano Pacífico, donde se le realizarán varias comprobaciones al vehículo, que tomará fotos, filmará videos y recogerá muestras del fondo marino.

Jiaolong logró una marca histórica de tres mil 759 metros durante una prueba el año pasado con tres tripulantes a bordo.

Al completar su inmersión con éxito, transmitir la primera imagen del fondo marino a los 10 minutos, permanecer en ese lecho a cero flotabilidad por más de nueve horas y regresar a la superficie en una hora y veinte minutos, China cumplía una de sus grandes metas.

Previamente, la nave realizó 17 inmersiones en el Mar de China Meridional entre el 31 de mayo y el 18 de julio de 2010.

Junto al nuevo reto, se anunció además que la nación lanzará antes de concluir el 2011 su segundo satélite marítimo, el HY-2. Igualmente prevé comenzar a construir una base multifuncional en la provincia oriental de Shandong.

El objetivo de esta última será facilitar la investigación y la exploración de los océanos, a la vez que servirá como una estación de apoyo terrestre para Jiaolong.

China inició en 2000 sus estudios acerca de la factibilidad de la tecnología de aguas profundas. Dos años más tarde fue aprobado un proyecto de sumergible tripulado y en 2008 construyó su primer aparato de ese tipo, que transmitió imágenes y sonido.

Según expertos, la tecnología de sumergibles chinos es capaz de detectar submarinos, tomar muestras y realizar mediciones precisas con fines científicos. Otros usos incluyen la exploración de recursos valiosos.

Un interés común 

En el fondo marino yacen la historia de tiempos antiguos, piezas arqueológicas valiosas, tesoros perdidos por naufragios, organismos desconocidos de gran interés farmacológico o biotecnológico por las condiciones extremas en que viven.

Además, al igual que la corteza continental, la oceánica posee una infinidad de sustancias y elementos de múltiples aplicaciones.

Por ocupar el 71 por ciento de la superficie de la Tierra, los océanos son reconocidos como fuentes inagotables de materias primas.

Si a ello se une el interés de conocer más ese ecosistema para entender y predecir cómo responde a los diferentes cambios del clima, es indiscutible el creciente interés de muchos países por toda su geografía.

Así, conforme avanzaron las condiciones que favorecieron su exploración, se supo que la profundidad varía acorde al relieve, pero en general resulta escasa en comparación con la superficie.

Como promedio alcanza los tres mil 730 metros. La parte más profunda se encuentra en la Fosa de las Marianas, en el Océano Pacífico occidental, cerca de la isla de Guam, a 11 mil 33 metros bajo el nivel del mar.

A medida que se desciende las temperaturas disminuyen hasta sólo unos cuantos grados sobre cero y la presión aumenta enormemente. También la luz desaparece del todo a los tres mil pies.

Y, aunque hoy se sabe mucho más de toda la biodiversidad y características físicas, químicas, biológicas y geológicas de ese enigmático mundo, quedan muchas partes por conocer y preguntas por responder.

El anhelado sueño de conquistar el fondo marino no fue alcanzado hasta enero de 1960, cuando una nave tripulada descendió a este abismo, mediante un batiscafo (vehículo de inmersión profunda) llamado Trieste, invención del profesor suizo Auguste Piccard.

El sumergible, construido en Italia y comprado por Estados Unidos, fue capitaneado por el hijo, Jacques Piccard, y llegó hasta un cañón de la Fosa de las Marianas (Océano Pacífico), a 10 mil 916 metros.

Demoró cuatro horas el descenso y el ascenso igual tiempo, mientras que permaneció media hora en esa profundidad. Ningún sumergible ha vuelto a repetir tal proeza, ni siquiera los actuales, incapaces de descender a más de seis mil metros.

Se calcula que hasta hoy solo se ha explorado entre el dos y el cinco por ciento del territorio de mares y océanos del planeta.

El Jiaolong es el primer vehículo tripulado del mundo en la actualidad diseñado para descender a siete mil metros, por lo cual puede ser utilizado en el 99,8 por ciento del lecho marítimo. El por ciento restante pertenece a las partes de mayor profundidad oceánica.

Si todo sale bien este mes, se espera que en 2012 haga esa inmersión. Buen año para celebrar el gran éxito, si lo alcanza, por corresponderse con el del dragón -según su calendario-, animal legendario de su cultura relacionado con el agua en general, el poder y la sabiduría.

Agencias/SimaCaribe 2 jul 2011