El vertido de residuos y de basura, la explotación de recursos y el cambio climático, principales amenazas del mar profundo.
Los científicos estiman que abarca unos 326 millones de kilómetros cuadrados, pero apenas se conoce el equivalente de unos cuantos campos de fútbol, según los cálculos del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Ese desconocimiento esconde, por el momento los múltiples impactos de la actividad humana en el mar profundo. El proyecto internacional Census of Marine Life (SYDDEEP), en el que ha participado el CSIC, ha puesto algo de luz sobre aquellos entornos de las profundidades marinas que más afectados se están viendo por el vertido de residuos y de basura, la explotación de recursos y el cambio climático, las principales amenazas para el océano.
Para los veinte expertos que han participado en el proyecto, hasta los años setenta el vertido de residuos fue el gran problema del mar profundo. Aunque prohibido en 1972, las consecuencias siguen siendo visibles: toneladas de basura y de microplásticos que se acumulan en los grandes fondos y son ingeridos por la fauna marina. Ahora, sin embargo, la caza del hombre por los recursos que esconde el lecho marino está levantando nuevas amenazas.
A los científicos que han participado en el proyecto les preocupa especialmente la minería submarina. El mar guarda depósitos importantes de magnesio, cobre, níquel, cobalto, platino, y grandes depósitos de metales, entre ellos oro, zinc, cobre, plomo, cadmio y plata.
El proyecto no obvia la presión pesquera sobre las especies del fondo marino, pero prevé que la mayor amenaza a medio plazo sea el cambio climático, con la temida acidificación de los fondos marinos, que provoca el aumento de temperatura del agua, con cambios importantes para la fauna marina.
Una de las primeras conclusiones del proyecto, que se publica hoy en la revista on-linePloSOne, especializada en biología y biomedicina, es que se darán sinergias entre estos diferentes impactos sobre el mar profundo, lo cual aumentará el impacto sobre las especies y el habitat marino. El gran problema es que “se conoce muy poco de lo que llamamos mar profundo, lo que hace difícil evaluar el impacto real de la actividad industrial”, explica Eva Ramírez Llodra, bióloga en el Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona.
Agencias/SimaCaribe 3 ago 2011