Un cangrejo terrestre, único en la Isla del Coco, es la especie que aporta el país como nuevo registro para la ciencia.
Se trata del Johngarthia cocoensis que, junto aAllacanthos yawi, son los únicos dos cangrejos terrestres que se consideran endémicos de Costa Rica; es decir, son únicos en su tipo y solo se encuentran en esta localidad.
El hallazgo fue realizado por Robert Perger del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar-UCR), en conjunto con Rita Vargas, del Museo de Zoología de la Universidad de Costa Rica (UCR), y Adam Wall, de Los Angeles County Natural History Museum. Ellos publicaron sus conclusiones en el último número de la revistaZootaxa.
Para describirlo estudiaron especímenes que fueron recolectados en distintos viajes a la Isla del Coco realizados entre 1973 y 2001.
Es más, confundieron el J. cocoensis con otra especie conocida como J. planatus. Fue hasta hace un año que los investigadores se percataron de que era un cangrejo totalmente diferente.
Nuevo crustáceo. Cangrejos de este género son comunes en nuestras playas, y popularmente se les conoce como “fantasmas”.
Sin embargo, J. cocoensis reúne características que lo hacen único. Una de ellas es que es un animal grande y robusto.
Los machos, con los brazos extendidos, pueden medir 40 centímetros de longitud. Las hembras son un poco más pequeñas.
Estos cangrejos viven en la parte terrestre de la isla. Excavan y hacen hoyos en el suelo donde viven. Se alimentan predominantemente de hierbas y semillas.
Para describirlo, los investigadores tomaron medidas del ancho de la frente y la forma del caparazón. Posteriormente, realizaron comparaciones con las especies ya descritas.
Adaptado a la Isla del Coco. El nuevo cangrejo se asemeja a otra especie, J. malpilensis, que habita en otras islas cercanas, como la de Malpelo, en Colombia.
Según Perger y Vargas, esto hace pensar que comparten un ancestro común cuyas larvas pudieron haber sido dispersadas por las corrientes marinas.
“Aunque los adultos viven en tierra firme, su larvas se desarrollan en el mar. La similitud con otras especies del Pacífico occidental indica que las larvas de su antepasado pudieron haber cruzado el Pacífico gracias a las corrientes oceánicas”, dijo Perger.
En este sentido, las larvas se asentaron en la Isla del Coco y fueron adaptándose a las condiciones que ofrecía el lugar. Esto llegó al punto de convertirse en una especie diferente, propia de la isla.
En América, las otras especies de este mismo género viven en islas semidesérticas donde “no hay gran cantidad de hojas ni sombra”, manifestó Vargas.
En cambio, la Isla del Coco se caracteriza por ser la única isla del Pacífico tropical oriental en poseer un bosque lluvioso y un suelo húmedo, donde estos cangrejos pueden construir madrigueras.
Estas condiciones de humedad hicieron que J. cocoensis desarrollase características que no tienen las otras especies.
“Por ejemplo, las partes de la boca no la cubren completamente porque no necesitan retener humedad. En cambio, las especies que se ven en otras islas tienen la boca completamente cerrada. Las piezas encajan y se sellan para así no perder humedad”, explicó Vargas.
Otra diferencia está dada por el tamaño. El tipo de alimentación en las islas semidesértica no los hace alcanzar un gran tamaño, contrario a los cangrejos de la Isla del Coco. “Hay varios factores que limitan el crecimiento y las formas de las estructuras que están directamente relacionados con el hábitat”.
Agencias/SimaCaribe 20 jun 2011