La destrucción de los ecosistemas amenaza a cientos de delfines que habitan en las aguas estadounidenses. Un centro especial en Florida se dedica al rescate de estos mamíferos que están en peligro por la negligencia humana.
Hace cuatro décadas, Armado, un veterano de la Guerra de Vietnám regresó a Estados Unidos con una carga en su conciencia: La violencia del conflicto le quitó las ganas de vivir. Y cuando todo parecía perdido, unos seres le cambiaron la vida… sus nuevos amigos eran delfines, y estos le proporcionaron la paz y la armonía que tanto buscaba. A su vez, este hombre decidió proteger a esta especie y hacer un santuario acuático para los mamíferos en riesgo de extinción.
Armando “Mandy” Rodriguez, co-fundador del Centro de Investigación del Delfín y Jefe de Operaciones en Marathon (Florida) contó a RT: “Un día llegué caminando una mañana sin sentido, y unos delfines me miraban, y cuando me miraban, yo sentí una tranquilidad que hasta hoy no sé explicar. Ellos nos dan algo que nos ayuda. Una vez sentí que uno de los delfines viejitos me llamaba y cuando fui hacia el agua, él murió en mis brazos porque no quería ahogarse en el fondo… es algo que no sé explicar pero que me llena y que tratamos de inculcar al público”.
Y con el propósito de difundir públicamente estos criterios, lo que empezó como un sentimiento, se convirtió en un centro de investigaciones que en la actualidad alberga a más de 20 delfines, muchos de ellos rescatados de las redes de los pescadores o hallados en condiciones cercanas a la muerte por uno u otro motivo.
Hasta el momento, aquí se han realizado varios experimentos de tipo cognitivo. La mayor parte de los mismos estudian las habilidades comunicativas y sociales de los mamíferos acuáticos. Los estudios realizados hasta el momento demuestran que la inteligencia de los delfines es sorprendente: sus capacidades permiten establecer un vínculo social entre sí mismos y los humanos. La información obtenida se implementa en programas educativos que buscan infundir en los visitantes la noción de urgencia asociada a la conservación de las especies marinas.
“Queremos concienciar al público demostrando que los delfines son seres inteligentes. Que pueden socializar y comprender instrucciones complejas, que son capaces de interpretar órdenes verbales aún con los ojos vendados. Se trata de una conducta de imitación y percepción de entorno casi única en el reino animal”, dice la doctora Kelly Jaakkola, directora de Investigación del Centro:
Sin embargo, aún a pesar de los esfuerzos, proteger a estos cetáceos en términos prácticos no resulta sencillo.
Según los funcionarios de este Centro de Investigación, el costo totalde mantenimiento y operación de sus instalaciones asciende a 4 millones de dólares anuales. Sin embargo, esta cifra resulta insuficiente si se tiene en cuenta el aumento de la contaminación y la destrucción de los ecosistemas para estos animales en aguas territoriales estadounidenses.
Ante esto la solución es rescatar al mayor número posible de ellos para darles un hogar.
“Durante los últimos años, tenemos delfines que nos llegan con heridas causadas por caza indirecta, botellas rotas, pedazos de metal o que han sido abandonados por individuos que los acogieron como un capricho demasiado caro de mantener. Creo que es necesario continuar con nuestra labor, pero también hay que generar políticas de conservación y protección”, cuenta Emily Guarino, Directora Administrativa y entrenadora del Centro de Investigación del Delfín.
En el mundo existen más de 30 especies de delfines y con el paso del tiempo resulta cada vez más difícil saber si las futuras generaciones podrán disfrutar de la compañía y el cariño de estos mamíferos. Por el momento, aquellos que como Armando buscan proteger este tesoro del mar, libran una batalla contrarreloj.
Agencias/SimaCaribe 19 ago 2011