Mucho de lo que usted quiere saber sobre el medio ambiente en nuestro archipiélago, su estado, cuidado, promoción y desarrollo, e incluso su potencial económico y energético.
Hasta donde se conoce, el archipiélago cubano está habitado por 35 188 especies. De seguro hay más. ¿Muchas más? No lo puedo asegurar. De vez en cuando alguna nueva aparece. Solo piense que de las que viven en tierra firme el 43 por ciento son endémicas. Así que no dude que aún nos aguardan sorpresas.
En el área terrestre moran 24 352 especies; en la marina, 7 908; en los ambientes dulceacuícolas palustres, 2 925; en el marino limnético, 3. De todas, solo 835 especies son introducidas.
Por reinos, en el Animalia se han contabilizado 17 818 especies —con solo 216 introducidas. De estas en el área terrestre residen 10 918; en la marina, 5 832; y en la dulceacuícola palustre, 1 068.
Los insectos, con 7 493 especies conocidas, son nuestros más abundantes coterráneos. Les siguen los moluscos (2 913) y los crustáceos (1 548); y en cuarto puesto, las arañas y escorpiones (1 422). Tenemos, además, 62 especies de anfibios (solo una introducida); 156 de reptiles (5 introducidas); 366 de aves (3 traídas); y 78 de mamíferos, con 22 introducciones.
También convivimos con 9 107 especies del reino Plantae. Este incluye algas verdes (Chlorophyta), helechos y plantas afines (Monilophyta), coníferas (Coniferophyta), plantas con flores (Magnoliophyta —Liliopsida, Magnoliopsida), y más. Las plantas introducidas suman 559. En la tierra habitan 7 567, en las áreas marinas, 212; y en las zonas dulceacuícolas palustres, 1 328.
En el dominio* Eukaryota, que es del que hemos estado escribiendo hasta ahora, la diversidad de la biota cubana incluye, además, especies del reino Chromista —como las diatomeas y algas rojas—, del reino Protozoa —desde microalgas a protozoos—, y del reino Fungi —hongos y líquenes—. También tenemos especies de los dominios Archaea —arqueobacterias halófitas— y Bacteria.
Manuales, estadísticas y necesidades
Según los manuales de periodismo —y hasta el límite de tolerancia de nuestros correctores y correctoras de estilo y plana—, habría que estar pasando raya roja a este texto.
Tantos números no son prudentes para el oficio.
¿Pero, cuántas veces usted se ha hecho esas preguntas o —peor aun— se las han lanzado sus hijos e hijas para una tarea escolar, por pura curiosidad o por ese límpido, abrumador y ejemplar acto de responsabilidad infantil que a todos nos marca y desafía, y usted no tiene la respuesta?
Para la inmensa mayoría de quienes vivimos aquí —y no digo todos, porque alguien siempre se extravía en el camino—, son números y hechos que más de una vez nos preguntamos o queremos responder.
Cuatro publicaciones de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) le brindan, de forma sencilla y asequible, mucho de lo que usted quiere saber o sus hijos le inquieren sobre el estado del medio ambiente en nuestro archipiélago, su preservación y desarrollo. Del cuarteto, el eje vertebral y resumen es Medio Ambiente Natural en Cifras. Cuba 2010, edición junio de 2011 —que ha de culminar como el capítulo 2 del Anuario Estadístico de Cuba 2010.
Recomendamos a los lectores acceder —a través de los servicios sociales de información disponibles— al sitio www.one.cu para obtener esta publicación y también Gastos de inversión para la protección del medio ambiente. Cuba 2010; Energía renovable. Cuba 2010, y Silvicultura en Cifras. Cuba 2010.
Estas, incluido el pliego «Sector silvicultura. Indicadores seleccionados. Enero-diciembre 2010», publicado en enero pasado, conforman lo que hemos bautizado como Las estadísticas verdes de Cuba (2010). Son una puerta abierta para saber dónde vivimos, con quiénes lo hacemos y cuánto hemos de cuidar.
Según explican los especialistas de la Dirección de Industria de la ONE, autores de la publicación «Medio Ambiente en cifras. Cuba 2010», una parte importante de los datos utilizados se basan en estudios realizados por instituciones especializadas, mas no necesariamente fueron ejecutados en el año anterior.
Estas investigaciones —agrega la fuente— en unos casos resultan muy costosas para hacerlas sistemáticamente, y en otros «la variabilidad de los indicadores en plazos cortos no amerita la realización». Se emplean, así, fuentes de diversos años que tienen como base oficial proyectos como el Estudio Nacional Sobre la Diversidad Biológica en la República de Cuba, realizado en 1995 y que periódicamente se perfecciona y complementa.
Flora y fauna amenazadas
Pero volvamos a nuestros números. Algunos datos que no deben pasarse por alto son los referidos al estado de nuestras flora y fauna, en especial el catálogo de especies amenazadas.
Cada una de estas cifras debiera convertirse en un campanazo en nuestros oídos y corazones. Los esfuerzos institucionales son cruciales en la protección de la biota cubana, pero la conducta individual de cada uno de nuestros habitantes es fundamental.
Alguien me pudiera espetar que ¿cómo un solo individuo puede amenazar o hacer desaparecer de la faz de la Tierra a una especie? ¡Pues mire que sí! Es lo más «simple» del mundo.
Un ejemplo sencillo me lo comentaba días atrás el coronel Manuel Lama Gómez, jefe del Cuerpo de Guardabosques de Cuba.
Me decía que un incendio forestal en un área donde viva una especie endémica local puede hacer desaparecer de un día para otro una especie que quizá vivió miles y hasta millones de años allí.
Sepa al respecto, que del 1ro. de enero al 31 de mayo de 2011 se registraron en el país 8 729 incendios en bosques y vegetación. Aproximadamente 32 633 hectáreas fueron recorridas por el fuego. Los incendios forestales en sí sumaron 695, y el 93 por ciento de los mismos fueron provocados por acciones humanas.
Comprobado: una persona que lance una colilla de cigarro en un área boscosa donde viva una especie endémica local puede hacer esfumarse a una criatura que pudo evolucionar durante miles de años. Nunca más sabremos de ella si es que fue clasificada, pero tampoco dude que allí, en el incendio que usted provocó, quizá tuvo su hogar un ser vivo del cual nunca sabremos.
Así las cosas, también piense en esto: en Cuba se han contabilizado 3 163 especies de la flora amenazadas. De estas, 24 son consideradas como extintas; 405 están en peligro crítico; 447, en peligro; 335 son vulnerables; y 583 están amenazadas. Sobre otras 1 369 especies pesan otros niveles de desafío.
Los datos aportados en 2008 por el Centro Nacional de Biodiversidad, que es la fuente que utiliza la ONE para estas tablas, también refieren que hay 948 especies de la fauna cubana amenazadas, tanto vertebradas como invertebradas.
Según el Índice de la Lista Roja de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (IUCN) sobre la Proporción de especies en peligro de extinción, complementada con estudios de autores nacionales, el número de nuestras especies de la flora amenazadas «solo» representa el 0,66 por ciento de las categorizadas como tal en todo el mundo; y el de fauna «apenas» el 0,77.
Y puede parecer poco, pero para nosotros ha de ser una inmensidad. Cada una de nuestras especies es un mundo conocido o un descubrimiento que todavía estamos por hacer.
*En biología la palabra «dominio» se utiliza como una categoría taxonómica. Desde hace unos veinte años, esta ciencia ha dividido la biodiversidad en tres grupos o taxones principales: las arqueas (Archae), las bacterias (Bacteria) y los eucariontes (Eukarya). Antes los seres vivos solo se categorizaban en dos dominios: el procariontes y el eucariontes, pero desde 1990 se adoptó esta tríada, a propuesta de la taxonomía molecular y de uno de sus principales artífices, el Doctor Carl Woese.
Agencias/SimaCaribe 23 jul 2011