La Zona Económica Exclusiva de Chile es probablemente de los logros económicos más importantes de la historia del país, que con sus casi 3.5 millones de kilómetros cuadrados, abarca un dominio equivalente a casi cinco veces el área terrestre de nuestro territorio nacional. Es por tanto aquí, en este inmenso mar lleno de riquezas dentro de sus cordilleras y fosas submarinas, suelos y cortezas rocosas, que se presenta el desafío técnico de los siguientes 50 años para la operación minera ad portas del inicio de la faena Solwara en Papua Nueva Guinea.
En las últimas décadas el conocimiento geológico se ha incrementado impactantemente como resultado de la amplia labor en la investigación y la creciente tecnología para elaborar mejores y más amplias cartografías submarinas. Ello, en conjunción con los anexos emitidos durante la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar en 1982, que define las pertenencias marítimas y por tanto permite la explotación de los recursos que se encuentren en el suelo y subsuelo oceánico en aguas internacionales bajo el correspondiente permiso, brindaron una puerta enorme que ha sido aprovechada por, entre otras entidades Neptune Minerals y Nautilus Minerals, explotando (1) los ya afamados nódulos de manganeso, que son conocidos en su valor desde 1960, (2) cortezas de manganeso, que ubicadas a menores profundidades que los nódulos presentan incluso mayor potencial por su variado contenido y situarse en roca, (3) y los siempre desafiantes súlfuros polimetálicos, encontrados en dorsales donde las placas se encuentran en zonas de expansión pero que hasta el día de hoy no habían podido ser extraídas a gran escala.
Distinguida como la primera mina submarina, Solwara inicia sus operaciones en el año 2013 bajo vehículos de operación remota a 1600 metros bajo el nivel del mar, que controlada por Nautilus Minerals, presenta como inversionistas mayoritarios a Gazmetall (21%), Anglo American (11.1%) y Teck (6.8%). Además, con un costo de capital de 383 [MUS$] y un costo de operación de 70 [US$/ton] se promete extraer 1.2 millones de toneladas al año de mineral a 6.2% ley de cobre, 5.26 ppm ley de oro, 25.6 ppm ley de plata, 0.47% ley de zinc y 0.08% ley de plomo. Montos que son fuertemente comparables a diversas faenas terrestres, tanto en ritmo de producción diaria (equivalentes aproximadamente a 3330 toneladas de mineral por día) como en costo de operación para cierto sector de arquitecturas y sistemas mineros complejos como lo es hoy en día el drift and fill.
Es así como se da un paso gigantesco a una actividad que hasta el momento se consideraba fuera del alcance tecnológico actual. Pero esto ya lo vislumbraban Carlos Quiñones, Contraalmirante y ex Ministro de Minería, y Hernán Ferrer, Capitán de Navío y Magister en Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, quienes realizaron diferentes publicaciones en la década de los 90' que, sin una visión minera, realizan un análisis conceptual de la importancia y potencial efecto que tendrían en la economía nacional la realización de dicha actividad dentro de aguas nacionales. A lo anterior se agrega además, sin desestimar la infraestructura existente, cuáles serían los requerimientos para un desarrollo exploratorio de las aguas nacionales: (1) científicos y técnicos bien preparados, (2) un buque de investigación geológica, (3) un centro para el almacenamiento y preservación de las muestras recogidas del fondo marino, (4) laboratorios para realizar los análisis de las muestras, y (5) una central de almacenamiento de datos.
Pese a lo anterior, la exploración en la Zona Económica Exclusiva de Chile es escasa por no existir los incentivos necesarios para su desarrollo, sin mencionar que el vigente código de minería describe como inconsecible aquellos terrenos ubicados en el suelo o subsuelo marino que no presenten acceso vía túnel desde la superficie terrestre, dejando como única posibilidad de exploración y/o explotación los Contratos Administrativo o Contrato Especial de Operación (CEOP) que son adquiridos directamente con el Estado. Este antecedente debe ser tomado en cuenta con precaución, pero sin desconocer las implicancias de no escucharlo en los próximos años, ya que es innegable que una fecha aceptable de desarrollo minero submarino es el año 2050 y no podemos como país dejar que pase el tiempo para luego despertar en un nuevo entorno económico y perder la competitividad técnica-minera de la cual hoy se goza y aprovecha.
Es entonces evidente la necesidad de mejorar y completar los medios de que disponemos para iniciar una campaña de prospección en las zonas que geológicamente presentan potencial minero, para que así en un futuro, Chile pueda evaluar los recursos existentes que hoy se desconocen y que ciertamente no serán fruto de los trabajos realizados en un par de años, sino que por lo menos una década de desarrollo e investigación específica en territorio nacional. Más aún, el conocimiento técnico que hoy se brinda en geología y minería permiten teorizar aquellas franjas metalogénicamente interesantes, como lo son (1) la Dorsal de Chile, zona de atracción para la exploración de depósitos de súlfuros polimetálicos de origen hidrotermal que en su extremo oriental, en la península de Taitao, podría explicar la formación de minerales de zinc, plomo y cobre en el área adyacente al lago General Carrera, o (2) en las áreas circundantes a las islas de Juan Fernández y San Féliz y San Antonio, que brindan las condiciones favorables para la formación de nódulos polimetálicos, al igual que los montes submarinos de la misma zona que podría presentar cortezas y costras de manganeso.
En definitiva, no es posible enfrentar un plan de desarrollo de prospección como el mencionado en el párrafo anterior sin antes aprender de las experiencias mundiales y comprender la tecnología existente. Por tanto, como propuesta de acercamiento al know-how en el corto plazo y arrimo de esta necesidad latente, se quiere dejar en conocimiento e invitación a participar de la Conferencia Mundial en Minería Submarina que desarrolla la International Marine Minerals Society de manera itinerante alrededor del mundo, pudiendo mencionar de manera reciente sedes como Rusia, EE.UU., Japón y Alemania con fuertes convocatorias. Así, de igual manera, la edición del presente año que hace énfasis en las recientes evoluciones e innovaciones en tecnología, participan autores de 14 países diferentes en diversos temas propuestos. Por lo demás es posible mencionar entre las propuestas, la suscripción del autor presente junto a Gastón Fernández, profesor de Derecho Minero en la Universidad de Chile y Consejero del Consejo de Monumentos Nacionales, al enviar un trabajo titulado "Ocean Mining, Undersea Mining or Offshore Mining in the Chilean national legislation, in the international law and its technological progress" como un incentivo para tratar a Chile en su potencial dentro del área.
En conclusión, el trabajo técnico, económico e incluso ambiental en el desarrollo de minería submarina es aún un camino difuso para Chile, pero que debe empezar a recorrer en una visión largoplacista para lograr así enfrentarse en el futuro a un escenario de evaluación de recursos a reservas, y no en una situación desventajosa como lo sería de prospectos a recursos. Además, para mantener dicha competitividad minera a nivel mundial debe aprovecharse hoy las experiencias profesionales que otras alianzas ya comienzan a dar en sus primeros pasos y que posiblemente, abren el inicio de una etapa de nuevos tipos de recursos, un nuevo tipo de minería.
Agencias/SimaCaribe 2 ago 2011