Hace tiempo que los defensores de los animales critican la actividad de la Comisión Ballenera Internacional, de la que son miembros 89 países, Rusia incluido. Definieron de “prácticamente nulos” los resultados de la sexagésima tercera sesión de la Comisión Ballenera Internacional, clausurada en Jersey, Gran Bretaña.
El único suceso debatido fue el escándalo que estalló después de las propuestas de Argentina y de Brasil de crear un parque ballenero en el Atlántico Sur. En respuesta, los representantes de Japón, de Islandia, de Noruega y de otros países que propugnan las faenas balleneras abandonaron ostentosamente la sesión. Por una triste coincidencia, todos estos líos tuvieron lugar en la víspera de la Jornada Mundial de las Ballenas, que se celebra el 23 de julio. Justamente en ese día, hace 29 años, los miembros de la Comisión Ballenera Internacional votaron por la prohibición de la caza de ballenas.
La Comisión Ballenera Internacional, fundada hace mas de medio siglo, la integran países que, en un número por igual se oponen y propician la caza de ballenas. Ello paraliza sus labores debido a que no se juntan los dos tercios de votos indispensables para la toma de decisiones. Así ocurrió también con el asunto de la creación de un vedado en el Atlántico, en el que esté prohibida la caza de la ballena. Su estudio fue aplazado para el año siguiente.
En tanto, la mayoría de los tipos de ballenas se encuentra al borde de la extinción. Lo mas dramático es el destino de los mayores de ellas, las azules, cuya población mundial en 30 años se redujo en un 99%, quedando mil unidades. En aguas rusas habitan varias decenas de especies de ballenas, muchos de los que están consignados en el Libro Rojo.
Según muchos parámetros de la ballena, ellos son los mamíferos de mayor longitud, pero y resistencias. Ellas pueden no dormir tres meses, no comer hasta ocho meses y no respirar hasta dos horas. Ellas tienen el cerebro de mayor volumen, e incluso saben cantar, aunque no dispongan de cuerdas vocales.
Los sonidos que emiten y que captan las ballenas son de suma importancia para su supervivencia, explica Viacheslav Rojnov, subdirector del Instituto de los problemas de la ecología y de la evolución “Svertzov”, de la Academia nacional de Ciencias.
-Contamos con un laboratorio que se ocupa de los mamíferos marinos, en particular, ballenas y delfines, y estudiamos el sistema sensorial de estos animales. Pues es de suma importancia de qué manera las ballenas y delfines perciben el mundo entorno no solo con la ayuda del oído, sino también de la vista, etc. Estos trabajos se realizan especialmente en la estación biológica marina de “Utrich”, en el Mar Negro.
El ruido en el océano mundial crea problemas serios para las ballenas, lo que en particular obstaculiza la relación entre los animales y el proceso de su alimentación, continúa Viachslav Rojnov.
-Los ruidos aparecen en los sistemas marinos con frecuencia e intensidad crecientes. Es el ruido de los motores de los barcos y de los sistemas de exploración sísmica, que se emplean para el estudio de las reservas de minerales y otros. Este problema interesa a todo el mundo. Pues resulta que los ruidos influyen activamente en la conducta y en el sistema sensorial de los animales.
Los ecólogos propician el cese de los proyectos de petróleo y de gas en la plataforma continental de Sajalinas para salvar la población de las ballenas grises, que suman de 125 a 150 ejemplares. Los trabajos se pueden realizar allí solo tomando en cuenta las recomendaciones de los científicos sobre disminución del nivel del ruido.
Representan también un peligro para los gigantes marinos los millones de toneladas de basura plástica que nada en los océanos. Al estómago de las ballenas van a dar hasta 200 kilos de paquetes, botellas y de otra basura sintética.
Oficialmente ha sido autorizada solo la faena aborigen de las ballenas, para satisfacer las necesidades de la población nativa. En Rusia, que se sumó a la moratoria de la caza de ballenas en 1982, la caza aborigen persiste en la Chukotka, donde anualmente se cazan hasta 140 ejemplares. Está probado científicamente que, si se retira de la dieta de los chukchis y de los esquimales la carne de ballena, que consumen a razón de un kilo al día, sus expectativas de vida se reducirán.
Japón, Islandia y Noruega se dedican a la caza de ballenas según las cuotas de la Comisión Ballenera Internacional. Es mas, tienen prohibido exportar su carne. En los países escandinavos se cazan para la venta a los turistas en los restaurantes. Aunque Noruega se dedica a la caza de una especie rara de ballena, consignada en el Libro Rojo. En Japón, la caza de ballenas se realiza con fines científicos.
Agencias/SimaCaribe 25 jul 2011