Los expertos recabaron muestras del cuerpo del enorme cetáceo (un macho de 16 m de largo y unas 40 toneladas) que servirán para determinar, entre otras cosas, la edad exacta del animal, obtener una idea aproximada de su estado general de salud y aprender sobre de sus hábitos alimenticios.
De hecho, en base al examen preliminar del contenido de su estómago, los biólogos detectaron la presencia de «picos» de calamares antárticos, una variedad que puede alcanzar los cuatro metros de longitud total teniendo en cuenta la medida de su manto (cuerpo) y de sus tentáculos, por eso se especula que antes de su fallecimiento el cachalote estuvo alimentándose en aguas antárticas.
«La edad casi exacta del cetáceo podrá saberse al estudiar sus colmillos, porque en los animales salvajes a través del tiempo se va depositando en ellos dentina o cemento, y al analizar las capas anilladas que forma esa sustancia se determina su cantidad de años» manifestó Guillermo Svendsen, uno de los biólogos del Instituto de SAO.
Para determinar su estado de salud general «se tomaron medidas del ancho de la capa de grasa de su cuerpo, que serán comparadas con registros históricos de las mediciones de estos individuos en estado natural saludable, para tener una idea aproximada de su situación», apuntó el profesional.
Hasta ahora, en el examen preliminar de los intestinos del cetáceo (que fueron estudiados por tramos) no surgió la presencia de parásitos, ni tampoco se los detectó alojados en su grasa o sus músculos, pero el experto aclaró qué «las muestras serán analizadas en laboratorio, junto a toda la información reunida».
Las tareas realizadas sobre el animal se iniciaron alrededor de las 9, y el equipo de biólogos proveniente de Chubut, encabezado por Néstor García, trabajó junto a los expertos locales para culminar con la recolección de fragmentos de los distintos órganos del ejemplar que serán estudiados tanto en SAO como en el laboratorio del Cenpat.
Agencias/SimaCaribe 25 de jul 2011
